Casi un año después del terremoto y el devastador tsunami que asolaron Japón, desde el país del Sol Naciente nos siguen llegando muchas historias humanas que demuestran la capacidad de sacrificio y entrega del pueblo nipón.
Naoto Matsumura, un granjero de 54 años, es el protagonista de una de estas historias. Según cuenta la bitácora «Los ingredientes de la vida», Matsumura vivía en la ciudad de Tomioka, situada a escasos kilómetros de la central nuclear de Fukushima y que fue evacuada al día siguiente de producirse el terremoto.
Este japonés, que llegó a la ciudad en 1971 para trabajar en la central nuclear, es desde marzo del pasado año el único habitante de la ciudad, después de decidir quedarse en ella para evitar que todos los animales domésticos abandonados allí por sus dueños murieran de inanición.
Matsumura tomó esta determinación al volver a la ciudad para poner a salvo algunas de sus propiedades, tras evacuar a su mujer y sus dos hijos. Al regresar, vio cómo sus vecinos se marchaban abandonando a sus mascotas y animales de granja a su suerte. En ese momento decidió que tenía que hacerse cargo de todos ellos.
Desde entonces, dedica cada día a ir de casa en casa, cuidando de perros, gatos, patos, cerdos e incluso un avestruz que vive en el patio de una escuela de primaria.
Este pequeño gran héroe, que ya cuenta con su propia página de fans en Facebook, posiblemente morirá de cáncer en los próximos años, ya que vive en una zona en la que los niveles de radiación superan los niveles tolerables para las personas y, además, no usa trajes aislantes ni guantes. Un sacrificio que se ve recompensado por la satisfacción personal de cuidar de los animales
Regresó para cuidar de sus propios animales, pero se dio cuenta de que muchos más también necesitaban su ayuda.
Matsumura, Matsumura, quien tiene 55 años, sabe que la radiación es perjudicial, pero "se niega a preocuparse excesivamente por ello".
"También me dijeron que no iba a enfermar hasta dentro de 30 o 40 años. Lo más probable haya muerto para entonces de todos modos, así que no podría importarme menos."
Matsumura descubrió que miles de vacas habían muerto atrapadas en sus graneros.
También liberó a muchos animales que habían sido dejado atrás, encadenados por sus dueños.
El gobierno le ha prohibido estar dentro de la zona, pero eso no le detiene.
Empezó en 2011 y sigue fuerte cuatro años después.
Depende de las donaciones de particulares para poder cuidar y alimentar a los animales.
Quienes le apoyan, le llaman el guardián de los animales de Fukushima.
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