martes, 22 de junio de 2021

Leyenda celta de los gatos bicolor blanco y negro

 Leyenda celta de los gatos bicolor blanco y negro  La leyenda celta de los gatos bicolor blanco y negro cuenta lo siguiente: 

Buigh era una gata negra de ojos grandes y amarillos, la cual tenía un dueño al que amaba y que la llevaba a todas partes junto a él, paseaban juntos. Él le compartía su comida, dormía junto a ella y hasta hablaba con la gatita. Siempre estaban unidos y su gata lo adoraba.

Pero todo cambió cuando su dueño se hizo a la mar. Como no quería que le pasara nada en alta mar a la gata, prefirió dejarla al cuidado de su madre. Esta la encerró en el granero para que no siguiera a su hijo al puerto.

Buigh maulló semanas esperando a su amo, hasta que una mañana un vecino llevó una mala noticia a la madre de su dueño, hubo una tormenta fuerte y una ola se tragó a su hijo. Al escuchar esto Buigh espantada huyó de la casa y corrió hasta la playa. Como no estaba su dueño, empezó a caminar por la costa buscándolo. Así pasó mucho tiempo, la gata se encontraba delgada, cansada y sin ganas de seguir. Cuando llegó a Kirkwall en el norte del país, se asomó al acantilado y le dijo al océano: “Llévame con él al fondo de tu abismo, te regalo mi alma inmortal pues sin él no hay sitio para mí en este mundo” Una ola gigante apareció llevándose consigo a la gata, quien cerró sus ojos y se dejó arrastrar por el océano.

Despertó en los brazos de un hombre que la secaba con cariño, abrió sus ojos y lo miró, ese hombre era su dueño, que al verla recobró la memoria que perdió tras ese accidente en alta mar. El hombre la reconoció por sus enormes ojos amarillos, pero notaba que su pelaje era distinto.

Escucho una voz profunda desde el océano que le dijo, “Me ofreció su alma a cambio de regresar contigo, pero no puedo privar al mundo de un alma tan noble, a cambio llevará en su manto mi recuerdo, la espuma del mar y un don que le concedo a ella y sus descendientes, llevarán la armonía y la alegría a cada hogar que habiten”.

Desde entonces existen los gatos blancos y negros, que llevan el legado de Buigh y el don de llevar armonía y alegría a aquellos que comparten sus vidas.

lunes, 21 de junio de 2021

¿Sabías que los suricatos son los animales más mortíferos del planeta?

 

Un nuevo estudio demuestra que los pequeños suricatos son más letales que otros animales, como los leones o los osos pardos

 

Adorables en imagen, gracias a la magia de Disney con ese achuchable personaje que es Timón en El rey león; pero con una realidad que nada tiene que ver a la que pintan desde la casa de Mickey Mouse. De fisionomía pequeña y grácil, es un carnívoro de apariencia simpática que esconde un pequeño secreto: es el animal más letal para los miembros de su misma especie.

Los suricatos son un mamífero miembro de la familia de la mangosta, uno de los animales más reconocidos de África y retratado en películas y documentales

Los suricatos son un mamífero miembro de la familia de la mangosta, uno de los animales más reconocidos de África y retratado en películas y documentales

PxHere

A pesar de no ser un depredador como a los que estamos acostumbrados, como el león o el leopardo (que tampoco estarían en el top de animales letales), resulta curioso descubrir que los suricatos son los más letales entre ellos mismos. Al menos, es lo que ha demostrado un curioso estudio dirigido por José María Gómez, de la Universidad de Granada, que ha otorgado la medalla de oro al animal que más miembros de su propia especie mata a estos simpáticos y peludos mamíferos. 

Este es el primer estudio en profundidad que Gómez dirige sobre violencia en el mundo de los mamíferos. Para su análisis, recopiló datos de más de un millar de especies, demostrando que no solo los humanos son capaces de matarse unos a otros sin piedad. Después de los suricatos, que son capaces de acabar con un 20% de sus propios congéneres, especies de primate como el mono de cola roja o el mono azul como tomarían el segundo y tercer puesto. Los pequeños lemures seguirían en este ránking del horror y parricidio, seguidos por, ahora sí, un depredador ‘clásico’, como el león marino.

Los suricatos ocupan, sorprendentemente, la primera posición.

Los suricatos ocupan, sorprendentemente, la primera posición.

Twitter/Ed Yong

El caso es que el objetivo de este estudio no era otro que entender los orígenes del propio comportamiento del ser humano, ya que Gómez, que normalmente está dedicado al estudio de diferentes especies de fauna y flora, se dio cuenta que este tipo de comportamientos podrían ser extrapolados al ser humano. En este caso, los comportamientos violentos entre miembros de la misma especie, para poder predecir el límite de los mismos y qué tipo de expectativas se podrían tener dentro del grupo de los mamíferos. Los resultados fueron claros: los seres humanos comenzaron siendo muy violentos allá por la prehistoria, pero la evolución nos ha convertido en animales tan violentos como cualquier otro mamífero, ya que seguimos siendo territoriales y sociales. Es más, según las predicciones de los investigadores: cuando nuestra especie evolucione, hasta el 2% del total podría tener como fatídica causa de muerte el haber sido asesinado por otro ser humano.

No hay que olvidar que los seres humanos también somos primates.

No hay que olvidar que los seres humanos también somos primates.

PxHere

El estudio demuestra un factor clave: los seres humanos son animales, primates, y debería ser considerado a la hora de estudiar cualquier tipo de comportamiento. Tendemos a diferenciar entre seres humanos y el resto de animales, cuando en realidad se siguen patrones similares a la hora de entender cómo funciona nuestro cerebro y la manera de comportarnos en sociedad.