Peces que distinguen entre Bach y Stravinsky, vacas que dan más leche si oyen ritmos más lentos o el loro que mueve sus plumas al ritmo de Backstreet Boys son algunos ejemplos de ellos
“Que se sepa, y en el sentido estricto de la palabra, la música es una característica definitoria y exclusiva de la especie humana”, afirma Jaume Fatj ó, del departamento de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Esto no significa que “algunas especies no sean capaces de emitir sonidos que para nosotros puedan parecer música o que ciertos animales reaccionen al oírla”, añade.
Una investigación llevada a cabo en Japón demostró que los peces dorados son capaces de distinguir entre Bach y Stravinsky. Les ponían Tocata y Fuga de Johann Sebastian Bach y La Consagración de la Primavera de Igor Stranvinsky. La mitad de los peces fueron entrenados para morder un cordón con comida cuando sonara Bach y la otra mitad cuando sonara Stravinsky. Y ¡lo consiguieron!
También curioso es el caso de las vacas lecheras, que producen más leche con ritmos más lentos. Un grupo de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, hizo la prueba. Expuso a los rumiantes a música rápida, lenta y a silencio durante 12 horas al día a lo largo de nueve semanas. Se percataron de que con ritmos lentos llegaban a producir un 3% más de leche, cosa que siempre es buena de saber para el ganadero. En concreto, la Sinfonía Pastoral de Beethoven y la canción Bridge Over Troubled Water (Puente sobre Aguas Turbulentas) de Simon & Garfunkel fueron grandes éxitos en productividad lechera.
’Muuuuuy’ musicales
Con ritmos lentos, las vacas llegan a producir un 3% más de leche, cosa que siempre es buena de saber para el ganadero“Esto no quiere decir que las vacas tengan sentido musical”, advierte Fatjó. “Se desconoce el mecanismo por el que esto sucede, pero se cree que simplemente puede que les guste este tipo de música porque enmascara otros sonidos que les resultan molestos”, añade el profesor de universidad. Esta podría ser la explicación de por qué la música amansa a las fieras. Siguiendo esta misma línea, no son pocas las investigaciones en búsqueda de la mejor música para relajar a perros y gatos.
Hace poco LaVanguardia.com se hacía eco del caso de la cacatúa de moño amarillo o cacatúa galerita que se hizo famosa por mover las plumas al son de los Backstreet Boys. Ahora, la danzarina cacatúa ha sido objeto de un artículo científico en la prestigiosa revista Current Biology . La publicación demuestra que sus movimientos ante la música van más allá del puro entretenimiento y sugiere que bailar con música no es un producto arbitrario de la cultura humana, sino que la reacción a ella surge cuando ciertas capacidades cognitivas y neuronales se unen en el cerebro de los animales.
En cuanto a si son capaces de crear música, la respuesta es sí y no a la vez. “Los pájaros, por ejemplo, emiten sonidos que para nosotros sí son música, pero su repertorio es limitado y tiene una función comunicativa, bien para marcar territorio o bien para aparearse”, explica Fatjó.
La zoomusicología es la ciencia que estudia la música de los animales y cómo estos seres responden a los sonidos y qué efectos les generan. “Más allá de los fines más lucrativos, como es el caso de la vaca lechera, el interés por estudiar la música en los animales se entiende como una vía para comprender los mecanismos básicos del comportamiento humano ante la música y el origen evolutivo de la misma”, concluye el profesor de la UAB.
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