viernes, 7 de octubre de 2016

El dulce optimismo de las abejas

Como nos pasa a los humanos, un chute de azúcar influye en la forma de tomar decisiones de estos insectos

El dulce optimismo de las abejas
Tras tomar una gotita de agua con azúcar, las abejas realizan juicios más optimistas sobre situaciones ambiguas. (Sumiko Scott / Getty)
Un trozo de chocolate o un postre que nos chifle puede hacernos olvidar, al menos momentáneamente, un mal trago, por amargo que éste sea. Y al parecer, a las abejas les sucede los mismo. Biólogos de la Universidad Queen Mary de Londres han descubierto que a estos insectos les basta con libar una gotita de agua con una alta concentración de azúcar para experimentar un estado parecido al optimismo humano.
Este hallazgo sugiere que los insectos pasan por estados de ánimo que podrían ser similares a las emociones, lo que abre la puerta a nuevas investigadores sobre emociones positivas en sistemas nerviosos relativamente muy simples.
En un estudio que recoge la revista Science, los investigadores, liderados por el neuroetólogo cognitivo Clint Perry, realizaron una serie de experimentos con abejorros con el objetivo de comprobar cómo toman decisiones y si estados positivos similares a las emociones afectan a este proceso de decidir.
“Son unos animales fascinantes, con un amplio repertorio de habilidades y capacidades cognitivas; por ejemplo, son capaces de contar hasta cuatro, de navegar en entornos complejos y encontrar el camino de vuelta a la colmena, o de aprender socialmente unos de otros. Y eso que tienen un cerebro del tamaño de una semilla de sésamo”, explica en una entrevista telefónica a Big Vang Perry.
Sus resultados, señala el investigador, abren la puerta a comprender cómo han evolucionado las emociones y a identificar los mecanismos cerebrales subyacentes en el reino animal.
“Las llamadas habilidades cognitivas complejas, esas que solemos creer que son únicas de los seres humanos y que continuamente vamos descubriendo que no, está claro que evolucionaron de algún lado. Seguramente aparecieron de forma independiente en distintos organismos”, apunta.
Decidir en situaciones ambiguas
Perry y su equipo entrenaron a un grupo de abejorros para que aprendieran que en flores azules encontrarían alimento pero no en flores verdes. Una vez tenían aprendida la lección, los colocaban frente a una flor que era verde y azul, lo que generaba en los insectos una situación de incertidumbre.
Los investigadores observaron que aquellos animales que habían tomado una gotita de azúcar antes de realizar la prueba tardaban menos en acercarse a explorar la nueva flor de color ambiguo que los que no habían bebido el agua azucarada.
En los humanos sucede algo similar. Cuando nos enfrentamos a situaciones ambiguas, el sentimiento de optimismo o de sentirnos bien, positivos, puede influir en nuestra toma de decisiones. “Hacemos juicios más optimistas sobre situaciones ambiguas. También las abejas”, explica Perry.
En otro experimento, los investigadores sometieron a las abejas a un ‘susto’. Las hicieron creer que habían caído presas en una tela de araña, algo a lo que están expuestas en la naturaleza. Las que habían tomado la gotita de agua azucarada se recuperaban antes del mal trago y se ponían a buscar alimento antes que las que no habían tomado nada.
“Los dulces pueden mejorar un humor negativo en humanos, reducir el llanto en recién nacidos y calmarlos […]. Nuestro resultado sugiere que algo parecido ocurre en las abejas”, asegura Luigi Baciadonna, doctorando coautor del trabajo, en una nota de prensa de la universidad británica. Y eso, señala Perry, que la gotita de azúcar que tomaban era apenas un 5% de lo que suelen traer de vuelta estos animales cuando salen a buscar comida.
Un neurotransmisor llamado dopamina
Al parecer, en la base de todos estos comportamientos se encuentra un neurotransmisor, la dopamina, muy implicada, en el caso de los humanos, en el sistema de recompensas y las emociones. En este trabajo los investigadores estudiaron el papel que desempeñaba en el cerebro de las abejas bloqueando este neurotransmisor. Vieron que cuando no había liberación de dopamina, el efecto de la gotita de azúcar desaparecía.
“Lo que no hemos podido comprobar en nuestro estudio es si las abejas son conscientes de sus emociones”, confiesa Perry, quien añade que “eso abre nuevas preguntas relevantes, como probar si los animales experimentan sentimientos subjetivos. Para poder responderlas, primero tendremos que entender cuál es el circuito neuronal necesario para poder tener esos sentimientos subjetivos”.
 

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