Los voladeros están preparados para que las aves no se hagan daño ni al ascender ni al posarse
Los primeros ‘residentes’ del nuevo Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) campan a sus anchas en las nuevas instalaciones del término ‘La Pelada’, en Albillos, las más modernas, amplias y sostenibles de toda la comunidad. Águilas, azores, halcones, cigüeñas... hasta casi medio centenar de aves se recuperan de los distintos traumatismo o patologías que han hecho necesario su internamiento en el CRAS burgalés recién estrenado, un ambicioso proyecto al que se puso la primera piedra en 2009, pero que hasta llegar a su finalización ha pasado por diversos avatares, incluso la paralización de las obras durante tres años hasta su reanudación en octubre de 1013.
Si, como dice el refrán, agua pasada no mueve molinos, hay que dar por bueno el esfuerzo y agradecer a la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, que haya culminado un centro que ha supuesto una inversión de 2 millones de euros. Hace apenas unas semanas, comenzó el traslado desde Los Guindales a Albillos, donde en estos momentos los animales en proceso de recuperación son mayoritariamente aves, algunas incluso procedentes de otros centros de Castilla y León, como el caso de un buitre negro, que entró en un inicio en el centro de Ávila, con un fuerte traumatismo en el ala. A este respecto, cabe recordar que en la comunidad hay tres centros de recuperación de animales silvestres, los de Burgos, Valladolid y Segovia, mientras que los de Ávila, Salamanca y Zamora tienen consideración de centros de recepción.
El nuevo edificio, que se levanta en una parcela de 47.495 metros cuadrados, se ha construido en una sola planta y consta de dos alas unidas por un elemento de conexión donde se sitúa el acceso y el vestíbulo principal. El ala derecha se corresponde con la parte administrativa del inmueble, donde se sitúan los despachos, archivo, estancias y vestuarios de personal. El extremo más Este del ala alberga la maquinaria para la generación de energía por biomasa, que hace del centro un ejemplo de sostenibilidad energética, a lo que se suma también la iluminación natural del interior.
El ala izquierda se divide en dos partes separadas por un pasaje que conecta la zona de acceso con la zona de jaulas y voladeros situada detrás del edificio. La primera de ellas se destina a cocina y anejos, necropsia, garaje y almacenes, y la segunda acoge la sala de curas y rehabilitación de animales; en ella se encuentra los laboratorios, el quirófano, la UCI; es la zona más delicada y donde se realizan los primeros cuidados.
Las jaulas, voladeros y la charca, en el exterior, completan estas modernas instalaciones. Se sitúan diluidas en el paisaje natural. Pero no solo esta zona se integra en el paisaje, todo el complejo destaca por su valor medioambiental y de hecho, hay zonas previstas para sembrar hierba y está previsto plantar un millar de árboles de especies diversas, que actuarán, además, como cortavientos.
En cuanto a los voladeros, se contabilizan 13 para aves, más otras 15 pequeñas pajareras e instalaciones apropiadas para mamíferos. En función del estado en el que lleguen las aves y su especie -unas son de vuelo circular, otras alargado o más cortos-, se van colocando en uno u otro voladero.
En todo caso, todos son lo suficientemente amplios en longitud y altitud para permitir a los animales una total de libertad de movimientos que favorezcan su recuperación. Destacan sobre todos el voladero de musculación de grandes rapaces carroñeras (alimoches, buitres negros o buitres leonados), que tiene 40 metros de largo sin columnas intermedia, y el voladero de aves normales, de 35 metros de largo para musculación de rapaces de mediano tamaño (aguiluchos laguneros, águilas calzadas, ovejeros, ratoneros...).
La estructura de acero de todos ellos y los cerramientos de malla metálica galvanizados serán capaces de soportar la acumulación de hasta un metro y medio de nieve, frecuente en esta zona en inviernos. Como cierres visuales para las aves incorporan brezo y arbolado perimetral, y en el interior, los posaderos están terminados en césped para evitar que las aves sufran algún daño.
Gabriel de Pedro, veterinario del centro puntualiza que los voladeros son de tipologías distintas. Los hay de musculación, específicos para carroñeras, voladeros de mamíferos y otros de pequeñas aves. Su construcción responde a la experiencia acumulada durante tantos años en otros CRAS. «Realmente, este nuevo centro cumple las expectativas que se han ido viendo, de ahí que tengamos las cosas buenas de cada uno y de hecho, este de Albillos actúa como centro de referencia para el resto de los ubicados en la comunidad», aclara De Pedro que además, recuerda que el CRAS de Burgos es el que más entradas de animales ha tenido siempre.
Junto a los voladeros y completamente vallada se encuentra la laguna que se utiliza como última fase de recuperación de las aves acuáticas que ya en semilibertad sobrevuelan la zona y disfrutan de las aguas estancadas de la laguna donde también encuentra su alimentación, en las algas y platas sumergidas en la laguna. Aquí además, las aves en ese último proceso de curación, trabajan la musculación para que una vez en libertad estén en perfecto estado. Es, pues, el hábitat más parecido a los humedales naturales.
No hay que olvidar, como bien explica Gabriel de Pedro, que el objetivo de este centro no es mantener indefinidamente a los animales, sino procurar su recuperación lo más rápidamente posible y devolver a los animales a su hábitat natural. Pero ¿cuál es el tiempo medio que permanecen los animales en el CRAS?. Es flexible y dependen de las heridas con las que llegue cada animal, lógicamente, pero como asegura Gabriel, la mejora de las condiciones, tanto en el área sanitaria como en los voladeros, es importante para acelerar ese proceso y se ha dado ya el caso de que alguna de las aves en una semana ha estado de vuelta al campo cuando antes la recuperación se prolongaba tres o cuatro semanas. En todo caso, la filosofía es que ningún animal abandone el centro hasta estar totalmente recuperado y la climatología exterior permita su puesta en libertad.
Aunque la recuperación y rehabilitación de los animales es el principal objetivo de este tipo de centros, desde la Fundación de Patrimonio Natural también se hace hincapié en otro no menos importante como es fomentar la conciencia ecológica y acercar a las personas, cada vez más alejadas del medio natural, a estos con el fin de que conozcan la variedad de especies existentes en el entorno, así como sus costumbres y formas de vida. Pero eso no significa, inciden Gabriel de Pedro y JavierValenzuela, director del Departamento de Comunicación de Patrimonio Natural, dar ‘manga ancha’ a visitas masivas que puedan perturbar y ralentizar la recuperación de los animales.
Si, como dice el refrán, agua pasada no mueve molinos, hay que dar por bueno el esfuerzo y agradecer a la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, que haya culminado un centro que ha supuesto una inversión de 2 millones de euros. Hace apenas unas semanas, comenzó el traslado desde Los Guindales a Albillos, donde en estos momentos los animales en proceso de recuperación son mayoritariamente aves, algunas incluso procedentes de otros centros de Castilla y León, como el caso de un buitre negro, que entró en un inicio en el centro de Ávila, con un fuerte traumatismo en el ala. A este respecto, cabe recordar que en la comunidad hay tres centros de recuperación de animales silvestres, los de Burgos, Valladolid y Segovia, mientras que los de Ávila, Salamanca y Zamora tienen consideración de centros de recepción.
El nuevo edificio, que se levanta en una parcela de 47.495 metros cuadrados, se ha construido en una sola planta y consta de dos alas unidas por un elemento de conexión donde se sitúa el acceso y el vestíbulo principal. El ala derecha se corresponde con la parte administrativa del inmueble, donde se sitúan los despachos, archivo, estancias y vestuarios de personal. El extremo más Este del ala alberga la maquinaria para la generación de energía por biomasa, que hace del centro un ejemplo de sostenibilidad energética, a lo que se suma también la iluminación natural del interior.
El ala izquierda se divide en dos partes separadas por un pasaje que conecta la zona de acceso con la zona de jaulas y voladeros situada detrás del edificio. La primera de ellas se destina a cocina y anejos, necropsia, garaje y almacenes, y la segunda acoge la sala de curas y rehabilitación de animales; en ella se encuentra los laboratorios, el quirófano, la UCI; es la zona más delicada y donde se realizan los primeros cuidados.
Las jaulas, voladeros y la charca, en el exterior, completan estas modernas instalaciones. Se sitúan diluidas en el paisaje natural. Pero no solo esta zona se integra en el paisaje, todo el complejo destaca por su valor medioambiental y de hecho, hay zonas previstas para sembrar hierba y está previsto plantar un millar de árboles de especies diversas, que actuarán, además, como cortavientos.
En cuanto a los voladeros, se contabilizan 13 para aves, más otras 15 pequeñas pajareras e instalaciones apropiadas para mamíferos. En función del estado en el que lleguen las aves y su especie -unas son de vuelo circular, otras alargado o más cortos-, se van colocando en uno u otro voladero.
En todo caso, todos son lo suficientemente amplios en longitud y altitud para permitir a los animales una total de libertad de movimientos que favorezcan su recuperación. Destacan sobre todos el voladero de musculación de grandes rapaces carroñeras (alimoches, buitres negros o buitres leonados), que tiene 40 metros de largo sin columnas intermedia, y el voladero de aves normales, de 35 metros de largo para musculación de rapaces de mediano tamaño (aguiluchos laguneros, águilas calzadas, ovejeros, ratoneros...).
La estructura de acero de todos ellos y los cerramientos de malla metálica galvanizados serán capaces de soportar la acumulación de hasta un metro y medio de nieve, frecuente en esta zona en inviernos. Como cierres visuales para las aves incorporan brezo y arbolado perimetral, y en el interior, los posaderos están terminados en césped para evitar que las aves sufran algún daño.
Gabriel de Pedro, veterinario del centro puntualiza que los voladeros son de tipologías distintas. Los hay de musculación, específicos para carroñeras, voladeros de mamíferos y otros de pequeñas aves. Su construcción responde a la experiencia acumulada durante tantos años en otros CRAS. «Realmente, este nuevo centro cumple las expectativas que se han ido viendo, de ahí que tengamos las cosas buenas de cada uno y de hecho, este de Albillos actúa como centro de referencia para el resto de los ubicados en la comunidad», aclara De Pedro que además, recuerda que el CRAS de Burgos es el que más entradas de animales ha tenido siempre.
Junto a los voladeros y completamente vallada se encuentra la laguna que se utiliza como última fase de recuperación de las aves acuáticas que ya en semilibertad sobrevuelan la zona y disfrutan de las aguas estancadas de la laguna donde también encuentra su alimentación, en las algas y platas sumergidas en la laguna. Aquí además, las aves en ese último proceso de curación, trabajan la musculación para que una vez en libertad estén en perfecto estado. Es, pues, el hábitat más parecido a los humedales naturales.
No hay que olvidar, como bien explica Gabriel de Pedro, que el objetivo de este centro no es mantener indefinidamente a los animales, sino procurar su recuperación lo más rápidamente posible y devolver a los animales a su hábitat natural. Pero ¿cuál es el tiempo medio que permanecen los animales en el CRAS?. Es flexible y dependen de las heridas con las que llegue cada animal, lógicamente, pero como asegura Gabriel, la mejora de las condiciones, tanto en el área sanitaria como en los voladeros, es importante para acelerar ese proceso y se ha dado ya el caso de que alguna de las aves en una semana ha estado de vuelta al campo cuando antes la recuperación se prolongaba tres o cuatro semanas. En todo caso, la filosofía es que ningún animal abandone el centro hasta estar totalmente recuperado y la climatología exterior permita su puesta en libertad.
Aunque la recuperación y rehabilitación de los animales es el principal objetivo de este tipo de centros, desde la Fundación de Patrimonio Natural también se hace hincapié en otro no menos importante como es fomentar la conciencia ecológica y acercar a las personas, cada vez más alejadas del medio natural, a estos con el fin de que conozcan la variedad de especies existentes en el entorno, así como sus costumbres y formas de vida. Pero eso no significa, inciden Gabriel de Pedro y JavierValenzuela, director del Departamento de Comunicación de Patrimonio Natural, dar ‘manga ancha’ a visitas masivas que puedan perturbar y ralentizar la recuperación de los animales.
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