En estos tiempos, a menudo se reclaman derechos, pero, lejos de ser egoístas, ya no solo padecemos por los derechos propios como ciudadanos sino también por los de los animales. Dado que está sobre la mesa en el Parlament si se seguirán aceptando legalmente circos con animales, creo que en una decisión como esta también es importante la voz del pueblo, y no solo la del empresario que se alimenta de la esclavitud, dibujando en sus camiones animales felices cuando sabemos que ningún animal es feliz privado de libertad, y mucho menos teniendo que hacer cuatro patochadas aprendidas bajo amenazas de maltrato. Los catalanes estamos muy sensibilizados con la crueldad, en especial si es por mera diversión, y nos sentimos orgullosos de haber dado el gran paso de prohibir las corridas de toros. El respeto por los animales está tan extendido que una ley en contra nos indignaría. Confiamos en que Catalunya sea pionera una vez más y un ejemplo en el respeto por todo lo que nos rodea, y en especial por los seres vivos.
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