Un estudio llevado a cabo por científicos
estadounidenses, publicado en 'New England Journal of Medicine' y
recogido por la BBC, ha mostrado que tener cerca animales de granja,
como por ejemplo caballos, puede ayudar a prevenir la aparición de asma
en los niños.
Esta es la principal conclusión de un trabajo en
el que se han analizado a niños de Amish, una región de Estados Unidos
en la que todavía se usan caballos para la agricultura y el transporte, y
a los de Hutterite, una población que utilizan métodos de cultivo más
modernos pero que comparten ascendencia genética similar con los
ciudadanos de Amish, además de seguir un parecido estilo de vida.
Así, tras analizar a ambas poblaciones, los investigadores descubrieron
que mientras que el 21,3 por ciento de los niños de Hutterite padecía
asma, la prevalencia de esta enfermedad descendía hasta el 5 por ciento
en Amish.
En concreto, los niños de Amish tenían más
neutrófilos, glóbulos blancos cruciales en la lucha contra las
infecciones, así como un menor número de células sanguíneas que
promueven la inflamación alérgica.
Por ello, los
investigadores estadounidenses creen que el sistema inmunitario de los
niños había sido reforzado por los microbios de los animales de la
granja presentes en el polvo doméstico de los niños de Amish.
CUANTO MÁS CERCA, MÁS PROTECCIÓN
"Ni los unos ni los otros tienen las casas sucias, sino que ambas estás
ordenadas. No obstante, en Amish las granjas están más cerca de las
casas y los niños corren descalzados todos los días por dentro y fuera
de ellas de ellas", ha argumentado el presidente de Genética Humana de
la Universidad de Chicago y coautor del trabajo, Carole Ober.
De hecho, un estudio realizado en 2015 en Suecia, publicado en 'JAMA
Pediatrics', mostró que la exposición a un perro en el primer año de
vida está relacionada con un 13 por ciento menos de riesgo de padecer
asma, y que vivir en una granja parecía ofrecer una protección aún
mayor.
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