Este perro vagaba sin rumbo por las inmediaciones del IES Número Un hace un par de días
Las protectoras y colectivos de Barbanza que se
dedican a rescatar animales están desbordadas. La falta de un solo
refugio en toda esta zona y el aluvión de abandonos que han detectado en
las últimas semanas, hace que cada vez sean más los perros y gatos que
tienen que pasar sus noches al raso, capeando el temporal.
Según los datos aportados, un centenar de animales
sobrevive en la calle gracias a la iniciativa privada. La cifra
probablemente es mayor, porque estos son solo los que están siendo
atendidos y alimentados día a día por la asociación Moskeperros, los
voluntarios de Callejeros Barbanza, la protectora Arca y otros
particulares. Y el problema sigue aumentando, porque cada día reciben
nuevos avisos. «Estamos teniendo el doble de lo normal», apunta el
presidente de Arca, Pablo García.
Este viernes, por ejemplo, aparecía en Boiro una
perra mestiza de tamaño mediano y Moskeperros se encargaba de dar
difusión en las redes sociales a su caso. «Sigue en la calle, no tenemos
casas de acogida donde meterla», decían desde la asociación, que solo
en Ribeira atiende a diez gatos en acogida y otros cincuenta que
mantiene en tres colonias.
La historia se repite con Callejeros Barbanza, que
cuenta con cerca de treinta voluntarios preocupados por el bienestar
animal en los concellos de Ribeira, Puebla, Boiro y Rianxo. «No
recogemos porque no tenemos más sitio», reconocía una integrante del
colectivo, Desirée Caamaño. La voluntaria explica que actualmente tienen
en casas de acogida unos cuarenta perros y, en la calle, más de una
docena. «El problema es que a finales de enero se acabó la temporada de
caza y se están multiplicando los abandonos», añade.
Gastos inasumibles
Ambos colectivos se financian con recursos propios y
donaciones de terceros para poder pagar comida y atención veterinaria.
Romina Chaves, de Moskeperros, cuenta que solo para mantener a los gatos
callejeros de Ribeira hacen falta diez kilos de pienso a la semana y la
castración cuesta 100 euros por animal. «Ahora estamos recaudando para
castrar a las gatas y evitar que las colonias sigan creciendo sin
control. Aunque nos hacen un precio especial en clínicas colaboradoras,
es demasiado caro», se lamenta.
Piden más apoyo público y reclaman unas instalaciones
en las que poder desarrollar el trabajo que hacen de forma
desinteresada. «La única solución para poder sacar de las calles a estos
animales y evitar que mueran atropellados o del frío es un refugio y es
algo que no podemos costear por cuenta propia», continúa Chaves. La
vecina de Ribeira lo tiene claro: «El problema se solucionaría si el
Ayuntamiento cediera un lugar en donde poder atenderlos».
«Hoy, si un particular llama a Protección Civil para
que recoja un animal extraviado, se lleva a la perrera municipal y hay
20 días para poder reclamarlo», expone la portavoz de Callejeros
Barbanza. «Sacarlos de allí cuesta 54 euros y, sin dinero para alimentar
a los perros que nos van llegando, no vamos a dar negocio a una empresa
que se lucra de matar animales», continúa.
En cuanto al repentino repunte del abandono, Pablo
García explica que «se repite todos los años, por norma general, cuando
acaba la temporada de caza». Y, en unos pocos meses, «cuando los
cachorros que se regalaron estas Navidades crezcan y empiecen a dar
problemas, serán más los que acaben en la calle», añade.
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