Tener gatos es bueno para la salud.
11 razones científicas que demuestran que tener gatos es bueno para la salud.
Alegraos, fans de los felinos:
vuestro gato no sólo es una bola de pelo suave y achuchable; también es
perfecto para vuestra salud.
Hasta las personas que se
inclinan por la especie canina conocen los beneficios de tener mascotas.
La ciencia demuestra que los animales pueden ayudar a prevenir alergias
en los niños, evitar infecciones respiratorias, mejorar el estado de
ánimo e incluso aumentar la autoestima.
Independientemente de si eres
una loca de los gatos o un obseso por los felinos, estás de suerte.
Prepárate para celebrar los numerosos beneficios de tener un gato
(dejando a un lado todos los estereotipos negativos):
Mantienen sano el corazón.
Según un estudio realizado en
2008 por investigadores del Instituto Stroke de la Universidad de
Minnesota, los dueños de gatos tienen menos probabilidades de morir de
un ataque al corazón. Tras monitorizar a casi 4500 personas (tres de
cada cinco participantes tenían gato) durante un período de 10 años, los
investigadores pudieron determinar que los dueños de gatos
experimentaban una reducción del riesgo de muerte por ataque al corazón
del 30% en comparación con los participantes que no tenían gatos. Otro
estudio de 2009 también llegó a la conclusión de que tener gatos está
asociado a una disminución del riesgo de morir por enfermedades
cardiovasculares.
Casi se puede decir que inventaron la siesta.
Estos dormilones no sólo
valoran la importancia del sueño, sino que además están monísimos cuando
duermen. Hay estudios que demuestran que una pequeña cabezada a
mediodía puede activar tu estado de alerta, la memoria, la creatividad,
la productividad y el buen humor en general. Así que si no sacas tiempo
para echarte una siesta solo, quizás la opción de acurrucarte junto a tu
amigo peludo te convence para descansar 20 minutos al día.
No permiten que el fracaso se cruce en su camino.
Por muchas veces que caigan,
los gatos siempre encuentran la forma de levantarse y volver a
intentarlo. Tienen un espíritu de resiliencia y probablemente sepan
mejor que nosotros que los errores no nos incapacitan para conseguir el
éxito que ambicionamos a largo plazo. Por algo se dice que tienen siete
vidas.
Sus ronroneos te calman de forma natural los nervios.
Los estudios señalan que el
ronroneo de los gatos ayuda a reducir el estrés del dueño, así como su
tensión arterial. Además, los gatos pueden producir vibraciones de entre
20 y 140 hercios al ronronear, una frecuencia considerada beneficiosa
para una gran variedad de enfermedad, según la Scientific American.
¡Como si necesitaras un motivo más para rascarle detrás de las orejas!
Viven el momento.
“He vivido con varios maestros Zen; y todos eran gatos”. – Eckhart Tolle
Es evidente que llevan una
vida mucho menos estresante que sus homólogos humanos, pero eso no nos
impide alabar su capacidad innata para mantener perfectamente la calma, a
veces durante horas, y apreciar el momento presente. Desde su codiciado
puesto sobre el alféizar de la ventana hasta su lugar reservado sobre
la estantería, ven el mundo pasar con tranquilidad. Nosotros también
podemos cultivarla interminable lista de beneficios de la meditación si
decidimos seguir su camino.
Te hacen reír como nunca pensaste que sería posible
Giphy/Tumblr
Cualquier persona que tenga
gatos te dirá que estas criaturas son tan divertidas como monas. Ya sea
por un percance jugando o por algún epic fail en toda regla, resulta
imposible no reírse (un poco a su costa) y aprovechar así los beneficios
de los ataques de risa. El año pasado, investigadores de la Universidad
Loma Linda de California descubrieron que con sólo ver 20 minutos de
vídeos divertidos se reduce nuestro nivel de cortisol de forma
considerable y contribuía a mejorar la memoria a corto plazo de los
participantes más mayores. Otra investigación asociaba la risa a un
corazón y un sistema inmune más fuertes.
Nos enseñan la importancia de una toma de decisiones estratégica.
“Si los animales pudieran
hablar, el perro sería un tipo bocazas, pero el gato tendría la
elegancia de no decir nunca una palabra de más”. – Mark Twain.
A diferencia de sus
enemigos-amigos caninos que se lanzan a la mínima oportunidad para salir
corriendo por la puerta, para cazar la pelota por el pasillo o para
devorar la bolsa de chuches derramadas por la cocina, los gatos tienden a
elegir sus batallas con mucho más cuidado. Se toman más tiempo para
observar, pensar y ponderar antes de decidir si la atracción de ese
momento realmente merece su atención. También se mueven con más
intención cuando escalan alturas aparentemente imposibles y encuentran
la forma segura para bajarse de ahí después. Son reflexivos, estrategas y
deliberados: justo los rasgos que sus dueños valoran y que les
encantaría dominar.
Pueden ayudar a personas con autismo a comunicarse.
A los niños y adultos con
autismo a veces les cuesta comunicarse con el mundo de su alrededor. No
obstante, se ha demostrado que la terapia con animales es una
herramienta muy útil de aprendizaje, ya que muchas personas autistas
sienten una conexión con los animales más fuerte que las demás personas.
Un estudio realizadoen Francia en 2012 analizó a 40 niños autistas y a
sus mascotas y descubrió que los niños se sentían más tranquilos y
podían socializar con más facilidad que los que no tenían mascota.
Relacionaron este cambio con un incremento de producción de la
oxitocina, una hormona que puede ser generada al acariciar a los gatos y
que aumenta los sentimientos de confianza y amor.
Iris Grace Halmshaw, la niña
británica de cinco años que aparece en la foto de arriba, fue
diagnosticada de autismo en 2011. Su gata Thula la ha ayudado a ganar la
confianza suficiente para hablar con las personas de su alrededor,
además de como fuente de inspiración en sus pinturas, otro componente de
su terapia.
Ayudan a luchar contra la depresión.
La relajación de acariciar a
un gato en tu regazo no sólo apacigua tu estrés. Se sabe que esa
compañía tangible mejora el estado de ánimo y sirve como distracción
positiva para los que luchan contra los trastornos de la depresión. Más
allá de su compañía, las mascotas contribuyen a seguir una rutina,
mantener la responsabilidad y la actividad social en días que nos
costaría más hacerlo. Aunque todas las mascotas nos pueden ayudar a
superar una depresión, los gatos son especialmente tranquilos y
pacíficos, y estas características pueden ser contagiosas para sus
dueños.
Saben que lo de volverse loco de vez en cuando no está nada mal
Giphy/Tumblr
“Los gatos tienen una
honestidad emocional absoluta: los seres humanos, por algún motivo,
pueden ocultar sus sentimientos, pero un gato no”. – Ernest Hemingway
Aunque los gatos son famosos
por su serenidad y su calma, no les asusta perderla por completo -tanto
física como emocionalmente- cuando se les dispara el ánimo. Y resulta
que esto también puede ayudar a sus dueños. Un estudio realizado en 2012
por la Harvard School of Public Health descubrió que acumular emociones
negativas puede ser tóxico para el cuerpo, incrementando el riesgo de
muerte por una enfermedad cardiovascular o por cáncer. En cambio, los
psicólogos revelaron quesentimientos negativos como la tristeza, la
ansiedad, el enfado y la culpa pueden ser muy positivos cuando la
persona se permite expresar sinceramente lo que está sintiendo.
Suprimen la sensación de soledad con un amor incondicional.
Hasta el Centro para la
Prevención y el Control de Enfermedades reconoce que uno de los mayores
beneficios de tener mascota es su capacidad para calmar nuestro
sentimiento de soledad. A veces son quienes mejor saben escuchar después
de un día complicado, y su cara cuando cruzamos la puerta nos recuerda
que siempre hay alguien emocionado por vernos. Según investigadores de
las Universidades de Miami y Saint Louis, las mascotas pueden cumplir
las necesidades sociales de una persona al igual que la compañía de
otros humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario