Joseba López, junto al congelador en el que guarda las muestras con las que entrenan al animal. Azcona
El perro que va a ayudar al pamplonés Joseba López Goñi a tratar su diabetes le acompañará siempre: al trabajo -es auxiliar en un centro especial de empleo-, a las villavesas, a los taxis, al patio del colegio de su hija, al cine, a centros comerciales, etc. "Es el perro deseado para el que le gusta tener perro, porque lo puedes llevar a todos los sitios", expresa su futuro dueño. También podrá entrar con él a hoteles que no admiten animales o a aviones, en los que no habrá que pagar por introducir al can, que permanecerá a los pies de su dueño.
Así lo establece la Ley foral que regula el acceso de los perros de asistencia, que fue modificada en febrero de este año para adaptarse a las novedades de este ámbito, en el que los animales ya no solo prestan su servicio a las personas invidentes, sino también a otras en silla de ruedas, con discapacidad auditiva, con autismo, con diabetes o con epilepsia.
Los únicos lugares a los que el can no podrá acceder son las cocinas de los bares, las zonas de baño de las piscinas y los quirófanos. "Es de sentido común", opina Joseba con respecto al reglamento.
La ley también impone una serie de deberes al usuario del perro de asistencia. Por ejemplo, para entrar a establecimientos como los restaurantes, deberá mantener unas "condiciones higiénicas extraordinarias" y tendrá que ser entrenado para estar quieto y no ir a pedir comida.
El joven es consciente de que esta circunstancia desencadenará reacciones entre la gente. "A todos no les gustan los perros". Además, algunos pueden no comprender por qué lo lleva: "A un ciego se le ve que es ciego, pero a mí no se me nota que soy diabético".
"Al principio tendré que ir un cuarto de hora antes a los sitios y llevaré la ley impresa", anticipa Joseba, que deberá indicar en la cartilla del animal que se trata de un perro de alerta médica, etiqueta que también figurará en un chaleco que portará el can. "Si la ley me ampara, da igual lo que digan".
Bocalán, la fundación que está entrenando al que pronto será el perro de este vecino de Sarriguren, iniciará en septiembre una campaña para dar a conocer esta ley en Navarra, donde hay pocos perros de asistencia -la asociación adiestró a uno para una chica con discapacidad física en Pamplona, y a otro para un vecino de Tafalla con problemas auditivos-.
"Al perro guía lo conoce todo el mundo, pero un animal que abra los cajones para ayudar a alguien en silla de ruedas o para trabajar con la salud de una persona no es algo tan frecuente", explica Josu Méndez Sánchez, director de la sede de Bocalán situada en Navarra. "Muchas veces se regulan las leyes, pero no se dan a conocer", concluye Josu. Mediante charlas, ruedas de prensa y exhibiciones, la fundación pretende demostrar que el de 'perro de asistencia' es un concepto cada vez más global que mejora la vida de las personas con necesidades especiales.
Así lo establece la Ley foral que regula el acceso de los perros de asistencia, que fue modificada en febrero de este año para adaptarse a las novedades de este ámbito, en el que los animales ya no solo prestan su servicio a las personas invidentes, sino también a otras en silla de ruedas, con discapacidad auditiva, con autismo, con diabetes o con epilepsia.
Los únicos lugares a los que el can no podrá acceder son las cocinas de los bares, las zonas de baño de las piscinas y los quirófanos. "Es de sentido común", opina Joseba con respecto al reglamento.
La ley también impone una serie de deberes al usuario del perro de asistencia. Por ejemplo, para entrar a establecimientos como los restaurantes, deberá mantener unas "condiciones higiénicas extraordinarias" y tendrá que ser entrenado para estar quieto y no ir a pedir comida.
El joven es consciente de que esta circunstancia desencadenará reacciones entre la gente. "A todos no les gustan los perros". Además, algunos pueden no comprender por qué lo lleva: "A un ciego se le ve que es ciego, pero a mí no se me nota que soy diabético".
"Al principio tendré que ir un cuarto de hora antes a los sitios y llevaré la ley impresa", anticipa Joseba, que deberá indicar en la cartilla del animal que se trata de un perro de alerta médica, etiqueta que también figurará en un chaleco que portará el can. "Si la ley me ampara, da igual lo que digan".
Bocalán, la fundación que está entrenando al que pronto será el perro de este vecino de Sarriguren, iniciará en septiembre una campaña para dar a conocer esta ley en Navarra, donde hay pocos perros de asistencia -la asociación adiestró a uno para una chica con discapacidad física en Pamplona, y a otro para un vecino de Tafalla con problemas auditivos-.
"Al perro guía lo conoce todo el mundo, pero un animal que abra los cajones para ayudar a alguien en silla de ruedas o para trabajar con la salud de una persona no es algo tan frecuente", explica Josu Méndez Sánchez, director de la sede de Bocalán situada en Navarra. "Muchas veces se regulan las leyes, pero no se dan a conocer", concluye Josu. Mediante charlas, ruedas de prensa y exhibiciones, la fundación pretende demostrar que el de 'perro de asistencia' es un concepto cada vez más global que mejora la vida de las personas con necesidades especiales.
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