lunes, 8 de junio de 2015

Un santuario para el rescate de animales 'refugiados'

Una cacatúa introducida en una botella de plástico por los...
Una cacatúa introducida en una botella de plástico por los traficantes
 
El tráfico ilegal de especies mueve cada año cerca de 8.000 millones de euros en todo el mundo. En España, nadie conoce la cifra exacta, pero la estimación de los animales y plantas incautados por la Guardia Civil y otros cuerpos rondó los 500.000 euros el pasado año. Puede no parecer demasiado, pero se trata sólo de lo que se intercepta. ¿Cuántos animales cruzarán de forma ilegal las fronteras españolas sin ser detectados? Es imposible saberlo, pero conociendo los métodos usados por las redes de tráfico de animales y las especies de las que hablamos, cualquiera puede interpretar que la cifra real debe distar mucho de lo que figura en el censo de la Autoridad Administrativa Cites en España.
Nueve leones, cinco tigres, un puma, un oso pardo, cuatro cocodrilos, un elefante asiático, 34 serpientes, tres primates, 79 tortugas de tierra, cinco guacamayos jacintos, una cobra.... La lista continúa, incluye plantas y hasta más de 300 kilogramos de angulas, que también están protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites). Son datos de los animales protegidos que circularon por España de forma ilegal recuperados tanto en incautaciones en aduanas como en operaciones policiales en 2014. Todos ellos suman en total alrededor de 450.000 euros, de los que 300.000 euros corresponden a especies incautadas en el mercado interior y 150.000 euros a las requisadas en las fronteras, según la subdirectora de Cites-España, Alicia Sánchez.
Uno de los grandes problemas que tienen las autoridades cuando incautan animales exóticos ilegales es qué hacer con ellos. La policía o las administraciones públicas no disponen de instalaciones que puedan acoger fauna ni personal capacitado para cuidar a los ejemplares de forma adecuada. Según reconocen las propias autoridades de Cites-España, en ocasiones, tras pasar por los juzgados, los animales son devueltos a sus dueños a pesar de que hayan cometido un delito simplemente porque no hay ningún lugar que pueda acogerlos. Por ese motivo, es importante disponer de centros que puedan atender a las necesidades de las autoridades cuando intervienen animales víctimas de tráfico ilegal.
Un búho en el centro de rescate Cites de Toledo.
Un nuevo centro de rescate Cites acaba de ser presentado en Casarrubios del Monte (Toledo) para acoger a este tipo de animales procedentes del comercio ilegal. «En este momento tenemos 421 ejemplares de 47 especies procedentes de todos los continentes, excepto de la Antártida», asegura Alejandro Fernández, presidente de la Fundación para la Investigación en Etología y Biodiversidad (Fieb) que ha acogido este centro en sus instalaciones con el apoyo de la Fundación Banco Santander.
Estos animales llegan a nuestro país por muy distintas vías. «Hemos visto en aeropuertos llegar loros y cacatúas narcotizados e introducidos en botellas de plástico PVC para que no se muevan en la maleta o tortugas procedentes de África llegar al control de Algeciras en cavidades de los bajos de coches», cuenta el Capitán Vivas de la UCOMA de la Guardia Civil. «El 50% de estos animales mueren durante el viaje», asegura.
España es un país frontera con riesgo de entrada de especies desde África y América y, aunque se quiera aplicar la convención Cites de una forma exhaustiva, «siempre hay alguien que elude la ley», dice Vivas. Pero, según la Guardia Civil, hay que desterrar la idea de que el origen de los animales sólo es de países extranjeros.
«Las rapaces son aves muy apreciadas en numerosas zonas del mundo y España es país de origen para traficar con ellas», asegura Vivas. El objetivo no es rehabilitar a los animales y volverlos a introducir en sus hábitats naturales. Como recuerdan los expertos de la Fieb, en la mayoría de los casos los ejemplares han pasado por experiencias traumáticas o ya están troquelados -en la jerga de los etólogos son animales habituados al ser humano o que son incapaces de desarrollar su vida de nuevo en un entorno salvaje-, por lo que se hace impensable una devolución al medio natural.
Un lagarto exótico intervenido por el Seprona.
Es precisamente en este punto donde reside la gran innovación del centro puesto en marcha por la Fundación Fieb. «Tenemos proyectos de investigación básica en comportamiento animal con instituciones como el Instituto Max Planck de Alemania, la cuna de esta disciplina científica», explica Alejandro Fernández.
Este empresario del sector tecnológico, que ha decidido apoyar con su propio capital estas instalaciones donde en su día hubo un criadero de loros, no quiere que se conviertan en un zoológico o en un almacén de animales. El bienestar animal es una de sus prioridades. Pero una vez cumplido ese objetivo, los ejemplares pueden contribuir al avance de la ciencia participando en proyectos de investigación para analizar las distintas conductas animales.
El centro Cites de rescate y acogida no es un simple almacén de animales salvajes donde, tras su incautación, sólo esperan a que les llegue la muerte en las mejores condiciones posibles. Si la devolución al medio es imposible, se barajan distintas opciones como la investigación del comportamiento o que los animales pasen a formar parte de programas de cría en cautividad. De hecho, la Fieb tiene un programa pionero de cría de visón europeo, una especie en peligro crítico en la península amenazada por el invasor visón americano procedente de las fugas de las granjas de producción de pieles.
El centro está equipado con videocámaras que controlan las distintas estancias o con sensores que detectan los cambios de temperatura y activan climatizadores de forma individualizada en las estancias de los animales procedentes de climas tropicales o de frío extremo.

El peligro de salir por la tele

El mercado de los animales protegidos no es algo lejano y perteneciente a un mundo oscuro de delincuencia. No todos los animales protegidos o en peligro de extinción son ilegales. Sólo tienen que tener una documentación que dertifique que no prodecen de capturas del medio salvaje. Pero, en muchas ocasiones los animales sin sus papeles en regla llegan incluso a las tiendas de animales y se pueden adquirir incluso sin saber que es delictivo. Según el Seprona, el comercio ilegal de animales se mueve por «modas generalmente marcadas por la televisión».
 

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