No, los gatos no son egoístas, traicioneros o interesados, tres adjetivos que he oído con frecuencia referidos a ellos. La sobreabundancia de vídeos online protagonizados por gatitos monos no ha logrado evitar esa mala prensa que aun los acompaña injustamente.
Los gatos no son como perros. Tampoco como nosotros. Simplemente hay que entender el tipo de animal que es el gato y no esperar que al olmo le crezcan peras.
Ellos no son como los perros, no son jerárquicos, no entienden que haya alguien por encima de ellos al que haya que obedecer ni lo entenderán jamás y por tanto su relación con nosotros vendrá marcada por esa manera tan felina de ver el mundo. Si aceptamos y entendemos eso, podremos tener una relación enriquecedora y diferente con cada gato. Que esa es otra, si cada perro tiene su carácter y personalidad, siempre he defendido que con los gatos esas diferencias están aún más marcadas en cada individuo.
Además, son animales muy territoriales, con frecuencia apegados a sus rutinas y poco amigos de los cambios. Aunque aquí también las individualidades mandan.
Los gatos no son interesados, egoístas o traicioneros. Los gatos nos miran desde una misma altura y nos ven como somos. Por eso para mí es un regalo tan preciado que un gato te entregue su absoluta confianza.
Que no entiendan de escalafones, sumisión u obediencia a un líder es también lo que hace tan difícil adiestrar a estos animales, por mucho que en numerosas pruebas hayan demostrado tener incluso más inteligencia que los perros.
Y muchos de estos fascinantes animales se hacinan en perreras y protectoras, sufriendo el encierro aún más que los perros, buscando una segunda oportunidad.
A Misi, Homer y Retornado los rescataron en junio con apenas unos días de vida en una acequia bajo intensas lluvias.
Han logrado salir adelante y convertirse en tres preciosos cachorros, juguetones y divertido si que necesitan con urgencia casa de acogida temporal o adopción definitiva. Mejor lo segundo, claro,
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