Esta frase del padre del psicoanálisis nos dice sin duda algo que muchos ya sabíamos. No obstante, en ocasiones algo que en realidad nos es tan cotidiano como pasar tiempo con nuestros gatos, puede alzarse como una dimensión tan terapéutica como reconfortante.
Un ejemplo lo tenemos en Japón. En este país la figura del gato es tan admirada como respetada. Son símbolo de buena suerte, y como no podía ser de otro modo, se alzaron como los pioneros en desarrollar esos centros que todos conocemos ahora como “gatotecas”, extendidos ya en casi todo el mundo.
Fueron ellos los primeros en crear “una cafetería de gatos”, abierta en Taiwan en 1998. ¿La finalidad? Muy sencilla. Japón es un país muy industrializado y orientado al trabajo. Las jornadas laborales son muy intensas y es común que la población, sufra de estrés y por qué no decirlo, de alguna que otra carencia y necesidad emocional con la cual desahogar, liberarse…
Acariciar a un gato es un acto catártico. Regula el estrés, mejora la salud cardiovascular al relativizar la mente, y a su vez, ofrece una sincera oportunidad de expresar cariño y dejarse envolver por uno de los animales más cautivadores que el ser humano ha domesticado jamás. (O tal vez sea a la inversa, no lo sabemos). Ahondemos hoy en la psicología felina entendiendo un poco más lo que estos animales nos pueden ofrecer.
Te atrae su belleza pero te cautiva su personalidad
El gato, a diferencia del perro, no pertenece a nadie más que a él mismo. Es más, somos nosotros quienes quedamos cautivos de sus artes, de su liderazgo, de su sibilino encanto, ese que entiende de espacios y de un amor donde no hay dependencia pero sí fidelidad absoluta.En realidad, se podrían escribir manuales enteros sobre la psicología felina. Y si bien es cierto que lo primero que se dice de ellos es que son egoístas e independientes, en realidad, nunca es del todo cierto. De ahí lo interesante de su naturaleza, de ahí el interés que nos suscita.
El gato nos amará, nos respetará y defenderá como su propia familia. Son posesivos en cuanto a sus espacios, a sus rutinas y también respecto a sus dueños, no obstante, saben mantener muy bien las distancias sin llegar a asfixiar o a depender por completo de nosotros.
Disfrutan siendo mimados y casi adorados, buscan el cariño diario pero cuando así lo exigen, aparece el límite y se despegan para ensalzar su cuidada elegancia e independencia. Y sí, puede llamarte la atención el brillo sincero de sus ojos, o su ronroneo terapéutico y apaciguador, pero lo que de verdad nos gusta de los gatos es su personalidad.
Los gatos son grandes meditadores
Vivimos en un mundo marcado por esas prioridades a veces inútiles que nos hacen despegarnos de lo que de verdad es importante: la luz del sol, la tranquilidad, nosotros mismos, aquellos a quienes amamos… Nos envolvemos de artificios, de problemas en ocasiones sin importancia, acumulamos cosas y perdemos de vista el almacenar vida, experiencias, emociones…Para ellos, para los gatos, el mundo sigue el ritmo que debe. La vida es pausada, se mide por instantes de descanso al sol, por tardes de sofá a nuestro lado, por excursiones donde buscar el límite para aprender y curiosear. Son criaturas sabias que abren sus miradas al mundo como ventanas llenas de luz y esperanza.
Pasan de la inmovilidad de su propio mundo, de su propia introspección a la acción en poco más de un segundo. Discurren entre las dimensiones de la reflexión y la actividad de una forma tan rápida que nos admiran y nos dejan sin aliento.
Y lo entrañable, es que cada cosa que hacen, la realizan con todos sus sentidos, que seguramente, no sean cinco, sino 6, porque su intuición, su capacidad para ir hasta nuestro regazo cuando más lo necesita un humano, es sin duda una virtud que sólo ellos tienen.
No solo los locos tienen gatos…
¿Quién dijo eso de que todo loco tiene un centenar de gatos? Los gatos son criaturas sabias y serenas que hacen la vida más rica, más simple e intensa a todo aquel que quiera experimentar lo que es vivir con un animal con esta personalidad.Son ideales para niños, para ancianos, son fieles compañeros de tardes tranquilas, de instantes de relax en la cama y excelentes camaradas con los que convivir y de los que aprender cada día.
«Los gatos son individuos soberanos, con sus propias ideas sobre todas las cosas… y eso incluye a las personas de su posesión».
-John Dingman-
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