lunes, 7 de octubre de 2019

Los animales más famosos que ayudaron al hombre en momentos árduos

En el año 1929 la Organización Mundial de Protección Animal estableció esta celebración con el objetivo principal de recordar la importancia de la conservación de las especies animales en el planeta.

Los animales y los humanos siempre hemos ido de la mano y algunos han conseguido marcar un antes y un después en la historia gracias a nuestra relación con ellos o a sus extraordinarias capacidades.

Perros espaciales, simios muy capaces, ballenas que despertaron conciencias o palomas que dejaron su marca en la historia. Para hacer un homenaje y recordar lo extraordinarios que pueden llegar a ser algunos animales, aquí os dejamos 8 animales que cambiaron la historia.



Laika, el primer animal espacial

El 3 de noviembre 1957, Laika fue el primer animal puesto en órbita, allanando el camino para los vuelos espaciales tripulados.
El 3 de noviembre 1957, Laika fue el primer animal puesto en órbita, allanando el camino para los vuelos espaciales tripulados. (Gettyimages)
Seguramente el perro más famoso de la historia es Laika, una perrita reclutada en las calles de Moscú y seleccionada para convertirse en el primer ser vivo que ‘tripuló’ una nave espacial.
El mundo entero siguió su viaje, pero ella solo sobrevivió entre 5 y 7 horas. Rusia ocultó que la nave carecía de sistema de retorno.
Belka y Strelka, dos perritas menos conocidos que Laika, fueron incluso más importantes que ella en la carrera espacial de la URSS porqué consiguieron regresar sanas y salvas a la Tierra. Estuvieron un día entero en el espacio a bordo del Sputnik 5, el 19 de agosto de 1960.



Cher Ami, la paloma mensajera de la Segunda Guerra Mundial

Cher Ami, la paloma mensajera de la II Guerra Mundial
Cher Ami, la paloma mensajera de la II Guerra Mundial (.)
Antes de que la red telefónica se extendiera y fuera fácil comunicarse desde cualquier parte, los animales podían ser de gran ayuda o incluso convertirse en auténticos héroes. Cher Ami fue una paloma mensajera durante la II Guerra Mundial. Este pequeño animal entregó 12 cartas muy importantes para la contienda y ayudó a salvar 194 vidas.
En una de estas cartas avisó a los aliados de la situación de un batallón que estaba rodeado por los enemigos, de esta forma el ejército americano pudo defender las vidas de esos hombres. Aunque en esta misión las balas alcanzaron a Cher Ami, esta cumplió si cometido.



Seabiscuit, el caballo que dio esperanza

Seabiscuit, el caballo esperanzador
Seabiscuit, el caballo esperanzador (Wikipedia)
Seabiscuit era un caballo que parecía poca cosa, no era muy grande, ni fuerte y su entrenador lo consideraba perezoso. Sin embargo el entrenador Tom Smith supo entender al caballo, consiguiendo que ganara varias carreras y convirtiéndole en el favorito del público.
Seabiscuit consiguió ganar la llamada “Carrera del Siglo” frente a su rival War Admiral, un caballo que acababa de ganar la Triple Corona. La manera en que triunfó y el hecho de pareciera poquita cosa, lo convirtieron en símbolo de esperanza durante la Gran Depresión en Estados Unidos.

La oveja Dolly, el primer mamífero clonado

La oveja Dolly, clonada con finalidad científica, fue disecada y está expuesta en el Museo Real de Escocia
La oveja Dolly, clonada con finalidad científica, fue disecada y está expuesta en el Museo Real de Escocia (Lovely Leann)
Dolly ha pasado a la historia por haber sido el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta. Pero, sobre todo, Dolly sirvió para presentar en sociedad el campo de la genética.
De hecho, Dolly tampoco fue para tanto (técnicamente hablando) dentro de los muchos estudios y descubrimientos genéticos que se desarrollan actualmente. Pero sí que consiguió abrir un debate tremendamente polémico sobre las incontables posibilidades de lo que es capaz el campo de la genética y cuales de estas son éticas o morales.

Balto, el husky que salvo a su pueblo

Balto con su dueño, Gunnar Kaasen.
Balto con su dueño, Gunnar Kaasen. (Brown Brothers)
En 1925, una epidemia de difteria, una enfermedad mortal que afecta principalmente a niños menores de cinco años, afectó la ciudad de Nome, en Alaska. Se necesitaban medicinas que solo estaban disponibles en Anchoragem a 1.609 Kilómetros de distancia. La distancia era insalvable y el hielo impedía el transporte vía marítima, por eso se elaboró un plan para llevar la antitoxina mediante relevos de trineos arrastrados por perros, la llamada Carrera del Suero a Nome.
Balto, un perro de raza Husky considerado lento y no apto, fue el encargado de liderar el último relevo en un recorrido infernal –casi 500 km, 127 horas y temperaturas por debajo de 45º bajo cero– y logró guiar al convoy médico hasta Nome.
Gracias a él y a sus compañeros la ciudad de Alaska pudo recibir la antitoxina que salvaría la vida de los niños del pueblo.
Por su hazaña a Balto se le dedicó una estatua en Central Park de Nueva York y una película de animación estrenada en 1995.


David Greybeard, el chimpancé que utilizaba herramientas

JAane Goodall con un chimpancé en un programa documental
JAane Goodall con un chimpancé en un programa documental (CANAL +)
En 1960 la antropóloga británica Jane Goodall estaba observando a un grupo de chimpancés junto al gran lago Tanganika, en Tanzania. Allí se fijó en un chimpancé utilizaba una herramienta, concretamente un macho con pelo gris bajo la boca que utilizaba un palito para sacar termitas de su hormiguero.
Este simio, bautizado como David Greybeard, le quitó las hojas a unas ramas y diseñó una herramienta para poder hurgar en un nido de termitas.
Esto supuso toda una revolución en la década de los ‘60. Por entonces se consideraba que la fabricación y el uso de objetos era una actividad exclusivamente humana. David Greybeard demostró que estábamos equivocados. Y, de paso, se comió unas termitas.
Willy, la famosa orca que abrió el debate sobre los animales en cautividad


Keiko (Willy), la famosa orca que abrió el debate sobre los animales en cautividad

Jason James Richter junto a la orca Keiko en 'Liberad a Willy'
Jason James Richter junto a la orca Keiko en 'Liberad a Willy' (Warner Bros)
Keiko fue una orca macho conocida mundialmente por su participación en la saga de películas Liberad a Willy (Free Willy).
Fue capturada cerca de Islandia en 1979 cuando solo tenía unos dos años. Tras su captura fue vendida a un Acuario islandés. Tres años después fue vendida al parque de Marineland, en Ontario donde se le adiestró para que hiciera actuaciones en público. En este lugar desarrolló una infección alrededor de su aleta pectoral, la cual indicaba su mala salud. En 1985 fue vendida a Reino Aventura en la Ciudad de México, donde actuó durante diez años. Pero la pequeña piscina en la que vivió todo ese tiempo la llevó a que su aleta dorsal se doblara por el escaso uso que le daba y por falta de ejercicio.
A inicios de los 90 Keiko fue descubierta por cazatalentos de Hollywood, quienes buscaban una Orca amaestrada para participar en la película Liberad a Willy, que se convirtió en uno de los filmes más taquilleros de 1993, y le dio a la ballena fama mundial.
Poco después, la revista Life publicó un artículo donde dio a conocer las deplorables condiciones en que Keiko vivía, y esto llevó a que mucha gente alrededor del mundo iniciara una campaña para devolverle su libertad, a la cual se unieron Warner Bros, productora de la trilogía de Willy, el millonario Craig McCaw y la organización ecologista Earth Island Institute.
El 11 de julio de 2002 fue liberada en Islandia pero sin embargo, al haber vivido en cautiverio desde su niñez, Keiko nunca aprendió a comunicarse con otras ballenas. Vivió el libertad poco más de un año, sin dejar nunca de estar en contacto permanente con los humanos, y murió en Noruega de forma repentina por una neumonía.
Keiko se convirtió en un símbolo de las inhumanas condiciones en que viven los animales en cautiverio, y de la lucha para mejorar su vida.

Koko, el gorila que aprendió a comunicarse con humanos

Imagen de la gorila Koko
Imagen de la gorila Koko (Str / AFP)
Koko nació en el zoológico de San Francisco el 4 de julio de 1971. Desde muy corta edad, Koko impresionó por su capacidad para aprender y comunicarse con los humanos. Dentro de un proyecto científico de la Universidad de Stanford, la investigadora Francine “Penny” Patterson junto con la experta en lenguaje de señas June Monroe trabajaron con Koko, que rápidamente aprendió el lenguaje de signos y se comunicaba con ellas. Esta gorila llegó a comprender aproximadamente 1000 signos.
Gracias a esta comunicación Koko enseñó mucho a los humanos sobre la capacidad afectiva de los gorilas reaccionando con sensibilidad a distintos momentos en la vida.

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