Los veterinarios no aseguran la certeza de este fenómeno
Sólo con escuchar el mugido podemos saber que estamos delante de una vaca gallega. “Nuestras vacas tienen acento gallego, seguro”, comenta Jessica Rey, ganadera. Un estudio británico asegura que los animales tienen diferentes acentos dependiendo de la región geográfica en la que crecen.
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“Unos vecinos
nuestros no hace mucho compraron una pareja de vacas que procedían de
Alemania y estas vacas tenían unas dificultades tremendas para integrarse con el resto del ganado”, señala la experta.
Los veterinarios,
sin embargo, piensan de manera diferente. “No tengo ni idea, suele ser
un animal muy discreto, sus conversaciones nunca trascienden”, señala
Guillermo Martínez, veterinario. Los ordeñadores suelen hablar con
ellos. Hablen más o hablen menos, lo que nos queda claro es la curiosidad que les despierta una cámara.
El vídeo supera ya los 6 millones de visualizaciones
Un pitbull anónimo se ha convertido en todo un fenómeno
viral en la red tras protagonizar una ‘escena’ más digna de un actor
que de un animal. El ingenioso can simuló desmayarse cuando su dueña
pretendía cortarle las uñas. Una imagen que ya supera los 6 millones de
visualizaciones, según recoge FOX.
El vídeo fue publicado la pasada semana por el usuario @Rashona, quien
podría ser la dueña del perro. Algunos usuarios lo han calificado ya
como ‘el perro más dramático del mundo’, con un enorme tono de humor. “Cómo exagera”, comentaba alguno de los internautas. Una divertida imagen que ha conquistado a los más afines a los canes.
Los perros
no son las únicas mascotas con trabajos. Puede que te sorprensa, pero
algunos gatos no temen ensuciarse las zarpas. Y para demostrar que
tienen cosas más importantes que hacer que tirar objetos al suelo, la
gente publica fotos de los felinos más trabajadores. Algunos ayudan a
sus dueños a promocionar su venta de garaje, otros cazan para ganarse la
vida, y sin importar qué tipo de esfuerzos hagan, siempre se aprecia.
Aquí debajo puedes verlos y votar por tus favoritos.
#1
Gato cazarratones en un hotel de Islandia
#2
El conductor de la grúa tiene un gato llamado Dixie con un chaleco a juego
#3
Oficial Donut a su servicio
#4
Este gato callejero se coló en un asilo y le dieron trabajo
#5
Gato asistente de escáner
#6
"Venta de garaje, sígueme". El mejor publicista
#7
Guardia de seguridad de la tienda. Quizá por eso no permiten perros
#8
Gerente anticucarachas
#9
Tama se hizo famosa por convertirse en jefa de estación en Kishi, Japón
#10
Se llama Ace y le encanta acicalar a los clientes
#11
El increíble gato enfermero
Rademenesa
sufrió una infección del tracto respiratorio cuando tenía 2 meses.
Sobrevivió y ahora vive en el refugio de animales, haciendo compañía a
otros animales enfermos e intentando devolverles la salud.
#12
Dirt, el gato del ferrocarril de Nevada que siempre parece estar sucio
#13
El gato de la tienda de bricolaje piensa que has elegido mal
#14
Rescate de montaña, preparado
#15
Coronel Mittens a su servicio
#16
Seguridad en la tienda
#17
Gato con su propio casco de obra
#18
Hennessy es siempre el empleado del mes en la tienda de licores
#19
Saluda a los que pasan en el autoel
#20
El doctor le atenderá ahora
#21
Gato de terapia de patrulla por el asilo
#22
Oscar, del taller de camiones, ayudándonos con el papeleo
La teoría de la evolución podría ser la clave para entender el comportamiento de canes y felinos después de miles de años
Gatos y perros hacen muchas cosas raras. Cuántas veces me habrán preguntado por qué comen hierba, a veces para vomitar unos minutos más tarde. Un falso mito dice que lo hacen para purgarse,
pero no es así. ¿O acaso sus mascotas siempre vomitan después de
comerla? ¿Y por qué no suelen mostrar síntomas de encontrarse mal antes?
Simplemente, porque la purga no siempre es una explicación válida.
Veamos qué se sabe realmente sobre por qué perros y gatos comen plantas y si es bueno o no permitirlo. Empezaré por los gatos.
La mayoría de los dueños de gatos (si es que alguien es verdaderamente capaz de adueñarse de un animal tan
independiente) te dirán que si Micifúz zampa un poco de hierba y luego
vomita, es que está teniendo problemas estomacales y lo hace para
purgarse. Eso no es necesariamente cierto. En realidad, los gatos, esas
mascotas tan sigilosas a las que nunca vemos satisfacer sus necesidades
fisiológicas, comen hierba todo el tiempo. Sus dueños solo se dan cuenta de esa práctica cuando encuentran vómitos verduzcos en el suelo. Investigadores
de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de California en Davis
(EE.UU.) prepararon un trabajo de investigación cuyo protocolo consistía
en que más de mil dueños de gatos (el único requisito era que los
felinos tuvieran acceso a un jardín) pasaran al menos tres horas al día observando el comportamiento
de su mascota. Como muchos propietarios de felinos sospechaban, comer
hierba es un hábito extremadamente común: el 71 % de los animales lo
hicieron al menos seis veces en el período de observación y el 61 % más
de diez veces. Solo un 11 % no mostró prácticas vegetarianas.
Mientras que el 39 % de los gatos jóvenes
(tres años o menos) comía plantas todos los días, solo el 27 % de los
mayores de cuatro lo hacía. En cuanto a los vómitos, el número de gatos
mayores que vomitaba después de ingerir hierba (30 %)
casi triplicaba al de jóvenes (11 %). Los científicos descartaron otra
suposición común: que comer hierba ayuda a los gatos a expulsar bolas de
pelo.
Es un instinto
En una ponencia presentada en el
Congreso de la Sociedad Internacional de Etología Aplicada celebrado en
Bergen (Noruega) entre el 5 y el 9 del pasado mes de agosto, los investigadores concluyeron (p.106) que el vómito es simplemente una consecuencia ocasional de comer hierba y no el objetivo. Comer plantas es instintivo y hacerlo supone (o al menos suponía) un beneficio evolutivo para los felinos.
Numerosas investigaciones realizadas en carnívoros salvajes
han demostrado que comen habitualmente plantas, como se puede comprobar
observando los restos vegetales sin digerir que aparecen en sus
excrementos. Estudios sobre primates revelan que la ingesta de plantas no digeriblespurga el sistema intestinal de parásitoshelmínticos.
Dado que prácticamente todos los carnívoros salvajes sufren una carga
de parásitos intestinales, el consumo regular e instintivo de plantas
tendría un papel adaptativo para mantener una carga tolerable de
parásitos en su sistema digestivo, independientemente de que el animal
detecte o no los parásitos.
Basándose en investigaciones
realizadas en animales salvajes, la hipótesis de los investigadores es
que, aunque los mimados gatos caseros de hoy probablemente ya no tengan
esos parásitos, la ingesta de hierba es una estrategia innata
que probablemente evolucionó por primera vez en un ancestro salvaje
(desde 2017, gracias a un trabajo de investigación publicado en Nature,
sabemos que todos los gatos tienen un ancestro común) para aumentar la
actividad muscular en el tracto digestivo y ayudarlos a expulsar los
parásitos intestinales. La investigación también respalda la hipótesis
de que los animales jóvenes aprenden a comer plantas de los adultos.
¿Y los perros?
Esa conclusión refleja lo que el autor principal de la ponencia, Benjamin L. Hart, encontró en un estudio similar publicado en 2008 que analizaba la frecuencia del consumo de plantas en perros. Los
animales que comen hierba no están enfermos, sino que están mostrando
un comportamiento instintivo producto de miles de años de evolución
En esa investigación, el equipo también descubrió que los perros rara vez presentaban enfermedades antes de comer hierba y
que el vómito era una consecuencia relativamente rara de comerla.
Además, la investigación también concluyó que la frecuencia de ingerirla
no estaba relacionada con la dieta del perro o con la cantidad de fibra
que engullía, lo que sugiere que no estaban tratando de compensar
alguna deficiencia dietética.
En ambos casos, Hart y su equipo plantean la hipótesis de que los animales más jóvenes comen más hierba porque
su sistema inmunológico no es tan bueno para mantener a raya a los
parásitos, y porque el estrés nutricional es más perjudicial para los
animales en crecimiento que para los perros y gatos adultos.
También señalan que los gatos parecen comer menos hierba que los perros, lo que podría deberse bien a que las infecciones parasitarias eran menos frecuentes
entre las especies ancestrales felinas, bien a que el hábito gatuno de
enterrar sus heces y evitar las de los demás reduce la propagación de
parásitos en comparación con los perros, que son muy aficionados a meter
el hocico en asuntos ajenos. El resultado es que comer hierba no es una señal reveladora de que un animal esté enfermo y, lo que es más importante, es un comportamiento instintivo
que incluso el propietario más diligente no podrá impedir. La mejor
solución, sugiere el equipo de investigación, es asegurarse de que los
gatos de interior (a los perros siempre hay que sacarlos) tengan
asegurado un suministro regular de plantas no tóxicas para masticar.
Si
después lo vomitan en el suelo de la cocina es un pequeño precio a
pagar por la preciosa compañía que le presta su peluda mascota.
Los beneficios de la relación entre los niños y los perros: una pequeño meta-análisis
Desde la publicación en 1987 del primer gran trabajo sobre los efectos de la convivencia con animales, titulado “Salud y beneficios de los animales de compañía” por el National Institute of Health de
los Estados Unidos, se han sucedido los estudios que han constatado los
beneficios no sólo físicos, sino también psicológicos, de las mascotas
sobre las personas, y en especial sobre los niños.
El perro: la mascota perfecta para el niño
Dentro de estos estudios, el perro ha sido el animal más reconocido como mascota beneficiosa para el desarrollo de los niños (Schenke y Farkas, 2012).
La mascota como apoyo social en la infancia
Varios estudios han demostrado, por ejemplo, que los niños tienden a acudir a sus mascotas en los momentos de tensión emocional.
En las puntuaciones que los niños dan a
sus relaciones personales, las mascotas llegan a puntuar más alto que
ciertos tipos de relaciones humanas, pues ellas le ofrecen, entre otras
cosas, calma frente a situaciones de miedo o enfermedad, cariño y ser
buenos confidentes de un secreto, y además son consideradas como
miembros de la familia (Mc Nicholas y Collins ,2001).
Las mascotas contribuyen a fomentar la empatía y a mejorar la autoestima
Por otro lado, los niños que tienen un
vínculo con mascotas puntúan más alto en empatía, autoestima y
auto-concepto, que aquellos que no tienen relación con mascotas
La oportunidad que dan las mascotas de criar y cuidar de otro es vista como una forma de apoyo por Weiss (1974), por incrementar la sensación de competencia y de estima, y de ser necesitado por otro. Según Becker (2003),
“los niños que ayudan a criar animales entienden mejor el lenguaje
corporal y los motivos y sentimientos de los demás” (p.31).
Mejora las habilidades comunicativas
El contacto con animales estimula el habla y la interacción social en niños introvertidos e incluso niños con autismo (Becker, 2003; Sams,
et al., 1999), se animan más a iniciar una conversación, reír y
compartir historias cuando están en presencia de un perro que cuando no
lo están.
Los animales en sí pueden ser
compañeros conversacionales, aunque no respondan de manera verbal, pues
transmiten su amor y afecto hacia sus compañeros humanos.
Disminuye el estrés
Las mascotas también pueden tener un efecto importante como amortiguadores frente a situaciones de estrés.
Se realizó un estudio en el cual se
descubrió que la mera presencia de una mascota amistosa desconocida,
puede reducir la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca, después de
un estresor cognitivo, independientemente del reporte subjetivo, el
género y la actitud hacia las mascotas.
Nagengast, Baun, Megel y Leibowits (1997)
realizaron un estudio fisiológico a un grupo de 23 niños entre 3 y 6
años durante un examen físico y observaron que la presencia de un perro
durante el examen contribuyó a bajar la media de presión arterial,
presión sanguínea sistólica y diastólica, y frecuencia cardíaca, además
de aumentar la sensación de seguridad y disminuir las conductas de
búsqueda de información, búsqueda de apoyo emocional y manifestaciones
de dolor durante el examen.
Igualmente, en un grupo de niños entre
9 y 16 años, descubrieron que la presencia de un perro hacía disminuir
la ansiedad y la excitación fisiológica, así como los niveles de presión
sanguínea y frecuencia cardiaca, tanto en descanso como de actividad.
Comprensión psicológica de la relevancia de las mascotas en la infancia
Las mascotas pueden, por medio de su
presencia segura, fortalecer el sentimiento de confianza y seguridad,
facilitando un sentimiento de autonomía y despertando interés en
emprender cosas, por su rol como compañeros de juego activo.
Por otro lado, potencian el
descubrimiento del medio y favorecen el desarrollo de la paciencia y el
autocontrol. Además, incrementan de manera positiva el espíritu de
esfuerzo y eficacia, por ser entrañables y reaccionar a las
instrucciones del niño, y favorecen el desarrollo de la identidad al ser
camaradas y actuar como posibles figuras de apoyo emocional y social.
Según Levinson (1997), es por
medio de la identificación con el animal que la mascota adquiere un
valor tan significativo para el niño, y le permite incorporar las
fortalezas de ésta. Para Caplan (1951), una probable razón de
que los niños toman tan fácil y gustosamente a las mascotas como
compañeros cercanos, tiene que ver con la necesidad del niño de cercanía
a un sustituto de los padres que él puede controlar y dirigir como
quiere.
Freud sostenía que el vínculo
de las mascotas, en especial perros, hacia los humanos carecía de
ambivalencia, lo que representaba, a su parecer, un símbolo de amor y
lealtad incondicional (Prothmann, 2006).
Por otro lado, el que los niños
busquen a sus mascotas en momento de estrés o miedo, puede relacionarse
con el concepto de objeto transicional de Winnicott(1953).
El objeto transicional es en general algo suave, un pedazo de tela o un juguete.
En el desarrollo normal del niño, éste
va desarrollando otros intereses y su necesidad por el objeto
transicional decrece hasta desaparecer, sin embargo, en tiempos de
crisis o tensión emocional, el objeto transicional se convierte en una
defensa contra la ansiedad (Stevenson, 1954).
Los niños conectan muy bien con sus mascotas, pues todavía no poseen esas barreras psicológicas que los adultos construyen.
Las mascotas permiten experiencias
íntimas como acariciar, abrazar, hablar, hacen que sea socialmente
aceptable jugar, hacer el ridículo e incluso acercarse a desconocidos
para hablar con ellos.
Les permiten demostrar sus sentimientos, y no sentir vergüenza por demostrar su afectividad, incluso físicamente.
Además, les ayudan a asumir algunos
conceptos tan fundamentales como el de la vida y la muerte, el
crecimiento, el sexo y la reproducción, la salud y la enfermedad, la
higiene y la alimentación, y un largo etc.
“El perro le enseña al niño la fidelidad, la perseverancia… y a dar tres vueltas a la cama antes de acostarse”
«No hay un animal más fiel que
el perro». «Los perros son mejores que muchas personas». Seguro que has
escuchado alguna de estas frases varias veces en tu vida, y la verdad,
ambas son ciertas. La fidelidad de un perro no tiene límites, ya que es el único ser que te amará más de lo que tú te amas.
Siempre se le atribuye el adjetivo «fiel» a los canes, pero, ¿son
fieles o leales? ¿Qué diferencia hay entre ambos adjetivos? Bueno, la fidelidad no tiene por qué implicar emociones o sentimientos y se puede ser fiel por pura obligación.
Además, no se necesita ser un ser vivo para demostrar fidelidad. Por ejemplo, el sol, es fiel. Sale y se esconde cada día a su hora correspondiente cumpliendo con su labor.
¿Y la lealtad? Bueno, esta cualidad sí que implica emociones y sentimientos. Se define lealtad como: «Adherirse a alguien hasta cumplir su propósito con él». Así es,
la lealtad no solo empuja a tu perro a estar contigo en las buenas y en
las malas sino que por ella te amará más de lo que tú te amarás nunca.
¿Quién no recuerda a Hachicko? ¿Has pensado cuántos días estuvo
esperando a su dueño con frío, calor, nieve o lluvia? No parece haberse
visto nunca a una persona hacer eso por otra. Si tienes un perro, estás de suerte, te amará incondicionalmente, incluso más de lo que tú mismo te amas. ¿Cómo lo demuestra? Veamos.
Formas de demostrar su amor
Echarse en tus pies después de comer.
¿Qué crees que es lo que más adora tu perro? ¡Comer! Ni siquiera se les
puede molestar, lloran si no tienen alimento e incluso se enfadan si
pretendes quitárselo. Ahora bien, ¿qué hace tu perro después de comer?
Ir a tus pies. Resultado: La comida es su prioridad, lo segundo que más
amará eres tú.
Dormir junto a ti.
Todos sabemos que los perros son muy sociabes y siempre necesitan estar
cerca de algún otro perro o de un ser humano, pero no lo hacen con
todos. Saben elegir muy bien junto a quién quieren estar: su mejor
amigo. Así que si sientes algo pesado en tu panza o un ruido
estruendosos en tu oído, sopórtalo y valóralo, es tu mejor amigo
diciéndote que tú eres su mejor amigo y que te amará por el resto de su
vida.
Su locura al verte.
Algunos perros saltan a ver a cualquiera que entre por la puerta,
aunque seguramente con distinta intensidad. Pero si el tuyo sólo lo hace
cuando el que entra por la puerta eres tú, otra señal de que te amará
por siempre.
Se le contagian tus bostezos. ¿Has sorprendido a tu perro alguna vez bostezar tras de ti? Eso es señal de que se ha formado un vínculo especial entre vosotros y que te ama y te amará más que tú mismo.
Amor sin críticas
Son muchos los comentarios de que los animales no tienen sentimientos
ni emociones. No todos estamos de acuerdo con ello, y después de lo
analizado en este artículo, ¿tienes dudas? Tu perro te amará el resto de
su vida, te demostrará una lealtad indescriptible, sin límites. Sí, tu perro te amará tanto que será capaz de dar su vida por ti. ¿Conoces muchas personas dispuestas a eso?
¿Hay quienes piensan que tu perro no siente ni se emociona? Es su punto de vista. No importa qué piense o diga la gente… ¡Es tan bonito sentir que alguien te ama y te amará por siempre!
Llegar a casa y que alguien se vuelva loco de verte, tener a alguien
que te caliente los pies después de comer en invierno, alguien a quien
acurrucar en la cama… Nunca será entendido el amor entre perros y
personas, por eso, ¿qué más da lo que digan? Disfruta de que tu perro te amará siempre y te será leal incluso si su vida depende de ello, y por favor, correspóndele del mismo modo: sé leal y nunca lo abandones.
La mayoría de los perros, cuando defecan, miran a sus amos fijamente. Hay una explicación
Clarín
Los poseedores de perros seguramente se han dado cuenta que cuando su mascota hace caca, miran a los ojos a sus dueños. Este peculiar comportamiento tiene una explicación inesperada.
La veterinaria Kathryn Primm explica que esa mirada no tiene
nada que ver con vergüenza, desafío o necesidad de intimidad. La clave
está en que cuando defecan, están más indefensos: “Para
sobrevivir, los perros deben ser conscientes del riesgo. Defecar es una
de las veces en la vida de un animal cuando está en su punto más
vulnerable. Debe adoptar una postura para realizar la tarea y debido a
esto, no está en posición de luchar o huir fácilmente”.
Perros
La clave está en que cuando defecan están más indefensos
Esto quiere decir que el perro es consciente de su indefensión y,
como para él eres parte de su familia, “te mira porque depende de ti
para darle una señal de lenguaje corporal o ‘cara a cara’ si debe tener
miedo”, dice Primm.
Otra experta, Mary Friedman, añade para The Dodo que “la posición para hacer caca es vulnerable para los perros.
La sensación de ser vulnerable le viene a su ancestro salvaje, el lobo,
que todavía tiene que valerse por sí mismo en la naturaleza. Creo que
los perros se aseguran tener la espalda cubierta contigo mientras están
en esa posición vulnerable durante un periodo prolongado”. Ambas
veterinarias aconsejan que mientras el perro está haciendo caca, debemos
mantenernos calmados y no hacer movimientos bruscos para que el animal
pueda terminar.
¿Por qué te mira tu perro?
El perro debe adoptar una postura para realizar la tarea y debido a esto, no está en posición de luchar o huir fácilmente
Gato cazarratones en un hotel de Islandia