jueves, 13 de septiembre de 2018

¿Cómo y cuánto duermen los animales?

Los hay que necesitan casi 20 horas diarias de sueño, unos sueñan mientras vuelan y otros se esconden para echar una cabezada


¿Cómo y cuánto duermen los animales?
Los gatos necesitan algo más de 12 horas de sueño al día (Getty)
Unos más que otros, todos los animales necesitan dormir, desde los organismos unicelulares hasta los más evolucionados. Las especies carnívoras duermen más, mientras que las que pastan permanecer más tiempo despiertas. En cualquier caso, todas las criaturas dotadas de un sistema nervioso central tienen períodos de vigilia y de sueño.
La falta de sueño puede conducir a trastornos graves, incluso a la muerte. Pero, ¿para qué sirve dormir? Según algunas teorías es una manera de relajar la mente, según otras de ralentizar el metabolismo y reducir las necesidades alimenticias. Hay también quien piensa que el sueño permite al cerebro seleccionar los acontecimientos del día. Por el contrario, algunos creen que dormir sirve para limpiar la mente de los recuerdos innecesarios, como en la película Del Revés.

Sueños ‘bestiales’

El ornitorrinco cuenta con la fase REM más larga del mundo: 8 horas de sueños
Dormir es necesario... ¿pero cuánto tiempo?
El ser humano adulto duerme una media de 8 horas diarias, con una fase REM (donde se originan los sueños) de 1,9 horas y el animal que más se nos parece es el cerdo, que descansa el mismo número de horas, con idéntico ritmo y tiempo de sueños. También es bien sabido que cuanto más avanza la edad, menos se duerme: los bebes llegan a ocupar hasta 16 horas al día entre los brazos de Morfeo, mientras que a los ancianos les son suficientes unas 5,5 horas para recuperar las ganas de visitar una obra.
Algunos animales necesitan incluso menos: el caballo, por ejemplo, descansa sólo 2,9 horas al día y el elefante africano 3,3. El que más holgazanea es el murciélago, con sus 19,9 horas diarias y casi el 83% de su vida pasada con los ojos cerrados.
Este caballo duerme tirado en la hierba
Este caballo duerme tirado en la hierba (Getty)
El tamaño determina el descanso
El descanso de los animales varía según la especie y depende de varios factores, incluyendo el tamaño: los más pequeños necesitan dormir más tiempo que los grandes mamíferos. Para la jirafa, por ejemplo, una siesta de menos de dos horas al día es más que suficiente para encarar la vida con una sonrisa.
Entre las mascotas más populares, los perros pasan alrededor del 44,3% de su día durmiendo (10,6 horas), mientras que los gatos necesitan 12,1 horas de descanso, aunque a menudo el gusto les lleva más allá de la necesidad.
Jaguar durmiendo
Jaguar durmiendo (Getty)
Los sueños en el mundo animal
El ornitorrinco es un animal acuático que vive sólo en Australia y cuenta con la fase REM más larga del mundo: 8 horas de sueños en un total de 14 horas de reposo.
Otro ejemplo interesante de actividad mental durante el sueño es el del diamante mandarín (Taeniopygia guttata), un ave exótica muy colorida y muy concienzuda. De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature , estos pájaros repasan su canto hasta mientras duermen. Los investigadores estadounidenses han descubierto que durante el sueño las neuronas del cerebro implicadas en el aprendizaje vocal exhiben actividades similares a las observadas en las aves despiertas y cantando.
Para los peces, el período de descanso no es identificado por el cierre de los párpados, sino por el estado de quietud. Los peces se dan breves siestas durante el día y la noche. Algunas especies llevan a cabo preparativos muy frenéticos antes de irse a la cama: los lábridos se esconden bajo la arena, mientras que el pez loro se enreda en un capullo de moco.
Los muriélagos duermen una media de 20 horas diarias
Los muriélagos duermen una media de 20 horas diarias (Getty)
Dormir nadando... o volando
De particular interés son las técnicas de descanso de los mamíferos acuáticos. Por ejemplo, los delfines y las focas son capaces de dormir con sólo una mitad del cerebro. El mantenimiento de la vigilia parcial les permite controlar la actividad respiratoria. Durante el sueño, los delfines tienden a coordinarse en parejas, nadando uno al lado del otro.
Y si nadar o flotar durmiendo puede parecer imposible, imaginad lo que debe ser volar. Puede hacerlo el vencejo común (Apus apus), una pequeña ave que tiene un sueño uni-hemisférico, lo que le permite volar y dormir al mismo tiempo.
Los delfines son capaces de dormir y nadar a la vez
Los delfines son capaces de dormir y nadar a la vez (Getty)
Cuestión de encontrar la postura
También en tierra firme existen varios acróbatas. El perezoso, que a pesar de su nombre duerme ‘sólo’ 14,4 horas al día, pasa la mayor parte del tiempo colgando de un árbol, tanto si está despierto como reposando. Lo mismo hacen los murciélagos, mientras que los koalas duermen apoyados en la bifurcación de las ramas y las ranitas de San Antonio se pegan literalmente a las hojas gracias a las ventosas presentes en la punta de sus dedos.
Los caballos, durante unas horas, pueden descansar tumbados de lado o sentados, pero no pueden mantener esta posición durante mucho tiempo, ya que el peso de sus vísceras comprime el diafragma, causándoles dificultades respiratorias. Así que se han adaptado a dormir de pie, contando con ligamentos especiales que sujetan las articulaciones.

Dormir ‘a medias’

Delfines, focas y vencejos son capaces de dormir con sólo una mitad del cerebro, permitiéndoles así nadar (o volar, en el caso del ave) mientras sueñan
El sueño más largo
Además del descanso cotidiano, en la naturaleza es muy frecuente el fenómeno del letargo, que nos propone ejemplos muy curiosos. La hibernación de mamá osa es interrumpida por un acontecimiento extraordinario: el parto. Durante los primeros 2-3 meses el cachorro chupa la leche de la madre dormida, que cuando se despertará, habrá perdido un 40 por ciento de su peso.
Las hembras de murciélago se aparean a finales de verano y retienen en sus genitales el semen masculino hasta el final de la hibernación. Cuando despiertan en primavera, el semen se reactiva para alcanzar a los óvulos maduros y llevar a cabo este embarazo programado. Finalmente, entre las ranas de montaña puede ocurrir que el apareamiento inicie justo antes del largo sueño invernal. En este caso las dos ranas siguen abrazadas en la posición típica de la cópula durante meses, hasta el despertar de la siguiente primavera, cuando, con un mejor destino que el de los amantes de Teruel, la hembra pondrá hasta 4.000 huevos.

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