En Sudáfrica, las leyendas locales dicen que a los elefantes y a otros animales les gusta emborracharse. Buscan los árboles de marula, beben de sus frutas fermentadas hasta saciarse y disfrutan de sus efectos. En general, corren hacia estas frutas cuando aún no están maduras para devorarlas, el proceso sucede en el estómago y se emborrachan. ¿Pero existen los animales borrachos? Aparentan estar borrachos… ¿Pero lo están realmente?
Las historias cuentan que los marsupiales se drogan con las amapolas
en Australia y los perros son adictos a la sustancia tóxica segregada
por los sapos de la caña. También hay historias sobre los monos en la
isla caribeña de Saint Kitts, que se beben los cócteles de los turistas. En el norte de Australia es común que los pájaros se emborrachen con mangos y otras frutas,
ya que no tienen acceso a las mismas continuamente, por lo que ingieren
grandes cantidades para guardar la energía y las proteínas necesarias. Una nutria drogada ¿Realidad o mito?
¿Qué hay de cierto en estas leyendas?
Los fisiólogos Steve Morris, David Humphreys y Dan Reynolds de la
Universidad de Bristol, decidieron averiguar si las leyendas tenían algo
de veracidad. Una búsqueda de literatura científica apoyó la versión de que los elefantes podrían emborracharse.
Además, un estudio de 1984 mostró que estaban contentos tras beber una
solución con alcohol del 7%, y dedicaron menos tiempo a comer, beber,
bañarse, etc. ¿Dormido o borracho?
Sin embargo, si tenemos en cuenta que un elefante necesita dos litros
de alcohol para emborracharse y una marula tiene una cantidad de
alcohol del 7%, se necesitarían aproximadamente 27 litros de jugo de la fruta para emborracharlo.
Aunque hay algunos registros de animales salvajes buscando sustancias que alteren la mente, la mayoría de esos cuentos son leyendas y rumores. Morris,
Humphreys, y Reynolds apuntaron que la mayoría de las historias de
animales borrachos son “anecdóticas, folclóricas y míticas”.
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