Trabajar en un refugio o protectora de animales es una de la tareas más duras a la vez que gratificantes en la que puede volcarse un ser humano. Cada día te enfrentas a la frustración de no contar con todos los medios que necesitas, a la crueldad e irresponsabilidad de las personas que abandonan y maltratan, ves enfermedades y ves muerte, pero también ves la cantidad de amor, entrega y agradecimiento de los animales a los que ayudas.
Una señora se levantó una mañana, tomó a su perra de 11 años y la llevó a un refugio de la ciudad. Cuando llegó al centro, entregó al animal y le pidió a los voluntarios que sacrificasen a su perra porque “estoy harta de ella”.
Obviamente, en la protectora acogieron a Mitsie haciendo oídos sordos a la absurda y cruel petición de su dueña. Lo que hicieron, sin embargo, fue publicar su historia en las redes sociales para denunciar hasta dónde puede llegar la maldad humana.
Con Facebook echando humo, la historia de Mitsie se hizo conocida en toda la ciudad, y no dejaron de llegar mensajes de apoyo y solicitudes de adopción.
Finalmente, gracias a la difusión de su historia, Mitsie encontró una familia adoptiva con la que pasaría sus últimos años rodeada del amor y el cariño que merecía. Porque, por suerte, hay humanos que equilibran la balanza de quienes solo tienen oscuridad en sus corazones.
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