lunes, 2 de noviembre de 2015

Hoy es noticia que Andrés Feria Romero, vecino de Palma, tendrá que cumplir un año de cárcel por dejar morir de hambre en 2013 a su perro. Un hombre que había ingresado en prisión para cumplir una orden cautelar por un supuesto delito de violencia doméstica. Un ejemplo más de que aquellos que son violentos con los animales también lo son, con frecuencia, con el ser humano.

Hay relación entre la violencia hacia los animales y los humanos. Están estrechamente vinculadas y somos grandes detectores de estos casos. Cuando hay maltrato a la mujer, el hijo o el abuelo, suele haber previa o simultáneamente maltrato animal. El que maltrata, además, también utiliza al animal, lo maltrata delante de la víctima, amenaza con hacerle daño…”, me explicaba hace unos meses Sònia Pujol, Presidenta de la Asociación de Policías por la Defensa Animal (APDA), Directora Freedom Paws Link (un proyecto del que ya os hablaré más despacio en otro post) y miembro del Comite asesor NLECAA (National Center Law Enforcement on Animal Abuse) de la National Sheriff’s Association.
Y la juez que ha ordenado que no sea excarcelado, María Jesús Campos Barciela, es la misma que rechazó suspender la pena de ocho meses de reclusión a un hombre por matar a palos a su caballo de carreras.

Hay fragmentos de las dos sentencias de la jueza que son una delicia leer: “un paradigma de la ilegalidad criminal, en cuanto a la crueldad que revela. En la intimidad de su domicilio, mató de hambre y abandono a su perro” con una “lenta y angustiosa agonía que duró meses”. “La muerte atroz de este caballo de carreras en su propia cuadra del hipódromo es una aberración en el siglo XXI”. “No existió arrebato alguno” y “menos aún amor alguno por el animal”
sally
Un año de cárcel en un caso, ocho meses en otro, por la agonía y la muerte de un ser vivo a tu cuidado sigue sabiendo a poco. Más si nos paramos a pensar que en ambos casos ha habido cárcel porque estaban vinculados a que esas personas habían cometido otros delitos. Poco, muy poco. Pero al terreno baldío solo un poco de agua puede parecerle un torrente. LAs sentencias de Campos Barciela son maná caído del cielo para los hambrientos.
Las cosas están cambiando, muy lentamente, con un coste inconcebible en vidas y sufrimiento, pero sí, lo hacen. Acabará llegando el momento, y cada vez estoy más convencida de que lo veré, en el que acabará la impunidad que había hasta la fecha (que aún hay, por desgracia) para maltratar, abandonar y asesinar animales en este país.
Esperemos que el concejal y exprimer teniente de alcalde de Torà (Segarra), Josep Maria Alsina, que se sentó hace pocos días en el banquillo por disparar tres tiros a un mastín que deambulaba abandonado por el municipio, sea juzgado con la misma cordura.
Esperemos, en general, que la sensibilidad, la cordura, el respeto a las leyes y las ganas de hacer que se cumplan y endurezcan, siga avanzando. Estoy convencida de que así será. Estoy convencida de que el sadismo y la cruel desidia de tantos monstruos a dos patas que hasta ahora no han pagado por sus actos, que siguen sin hacerlo, tiene los días contados. No será tan rápido como desearíamos, pero más de lo que ellos creen.

Mirad como han cambiado las cosas en apenas veinte años.
  Cada vez más jueces, policías y guardias civiles concienciados de que son los garantes de la ley, y que hay leyes que protegen a los animales y hay que hacerlas cumplir. Cada vez más conciencia entre la población. Menos miedo y más vehículos de denuncia.
Dadnos otros veinte años y veréis.

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Sally es una cruce de galgo de seis meses, juguetona, activa y sociable. La arrojaron a un contenedor en Córdoba, ahora necesita un hogar

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