Cinco perros de esta especie son los protagonistas de una terapia pionera con la que se mejora la autoestima y la calidad de vida de los pacientes con enfermedad mental
Cinco galgos españoles son los protagonistas de una terapia pionera con la que el Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias de Palencia mejora la autoestima, la confianza, la autonomía y la calidad de vida de los pacientes con enfermedad mental.
Una terapia de intervención asistida que han bautizado como Galgoterapia y que ha sido reconocida con el Premio Enfermería en Desarrollo que se entrega hoy en Madrid.
Emilio Negro y Salvador Tocino, impulsores de esta iniciativa, no solo han inventado la palabra galgoterapia, también la aplicación de una terapia asistida con galgos en un centro sociosanitario, que está aportando notables beneficios a personas con enfermedad mental grave y prolongada, personas con discapacidad intelectual y niños con autismo.
El proyecto comenzó a finales de 2011 con el acrónimo Idefix, que además de ser el nombre del perro de Asterix quería resumir en una sola palabra los ambiciosos objetivos de esta terapia: integrar, desarrollar habilidades, elevar la autoestima, facilitar la afectividad, investigar nuevas terapias y expresar emociones.
Cuatro años después, sus responsables pueden asegurar que todos estos objetivos se han conseguido, ya que han podido medir, usando escalas objetivas, parámetros como la ansiedad, la autoestima, las relaciones sociales o el auto cuidado, y han comprobado que las personas que participan en esta terapia han mejorado en todos y cada uno de ellos.
Julita, Anuska, Carmen o Javi forman parte de ese grupo de quince pacientes de este centro sociosanitario que han incluido en su rutina diaria el cuidado de Camarón, Cris, Bigota, Peregrina y Coja, expertos cazadores ya retirados, donados en su día por el Club del Galgo Español, para convertirse en "terapeutas caninos".
Cada día les dan de comer, los cepillan, limpian su cubil, los pasean, juegan con ellos, y sobre todo los miman y acarician para contagiarse de todas las sensaciones que trasmite este animal, de su respiración pausada y del latido rítmico de su corazón.
Algo que favorecen las condiciones físicas y psíquicas de este can, muy delgado, con poco pelo, dócil y manejable, que no alborota ni ladra, que no trasmite sensación de peligro, que es muy leal y al que le gusta mucho el contacto con las personas.
"Y que además tiene una altura muy buena para trabajar de pie, en silla de ruedas, con personas sentadas o en la cama, lo que permite que personas mayores, con discapacidad física, o con dificultades de movilidad puedan acceder con facilidad al perro", explica Emilio Negro, director de Enfermería del Centro.
"Y además Camarón es campeón de España de belleza", dice Julita, que no deja de cepillar y acariciar a Cris mientras le regala miles de halagos.
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