martes, 4 de abril de 2017

El ángel de la guarda de los perros

Imagen:Jaime Isaac Álvarez con una de sus creaciones

Jaime Isaac lleva dos años fabricando y regalando sillas de ruedas para perros con problemas

Todo comenzó en el momento oportuno. Jaime Isaac Álvarez estaba pasando por una mala racha: sin trabajo e inmerso en un divorcio. En ese momento conoció el caso de un yorkshire con una lesión. Necesitaba una silla de alto coste para poder moverse. «Me dio cierto coraje y decidí ayudar a la familia». Al poco se enteró de otro caso a través de una protectora de Carballo. «Comencé a ver fotos en Internet para estudiar cómo podía construir la silla. Fue ponérsela y ver correr a la perra como una gacela», cuenta con orgullo.
Todo esto ocurrió a finales del 2015. Creó una página web en Facebook, Ángeles Caídos sobre ruedas, que en solo un fin de semana se convirtió en un bum. «Cuando la abrí un viernes tenía unos 200 me gusta. El lunes ya éramos 2.000». Lleva donadas más de 30 sillas de ruedas. Una incluso para una cerdita en Barcelona. «Es muy gratificante, los comentarios de la gente te dan mucha alegría», cuenta este soldador que está preparando ya una habitación en Guísamo para poder atender todos los encargos que tiene, y que superan los 200. «Yo no cobro por mi trabajo, lo hago porque quiero ayudar. Con ver al animal moverse ya me doy por pagado. Por eso no puedo atender a todas las demandas. Voy seleccionando los casos de aquellos perros que más lo necesitan, porque sus familias no tienen recursos o porque no tienen calidad de vida», explica. La cadena de favores no se para: Jaime Isaac recibe ayuda de otras personas para poder construir las sillas de ruedas. «Por ejemplo, en las ferreterías a las que voy o donde compro las ruedas siempre me hacen precio o me donan algún material para poder fabricarlas. La gente cuando sabe lo que estoy haciendo se vuelca».
Un perro con silla de ruedas
De visita en su casa de Guísamo está Lume, un cachorro que nació con una malformación y que fue rescatada por Yolanda en Lugo, otra apasionada de los animales. «Es un perro que nunca iba a poder andar, pero ahora puede jugar gracias a la silla de ruedas». Le gusta trabajar al lado de los animales, verlos en directo y saber qué necesidades tienen para poder personalizar al máximo las sillas. «Es un trabajo que me llena, no puedo estar más agradecido».

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