lunes, 30 de noviembre de 2020
miércoles, 4 de noviembre de 2020
Tu perro tiene una misión energética en tu vida
Conoces la misión energética de los perros? Los canes siempre se han considerado los mejores amigos de los seres humanos, pero no todo el mundo sabe que estos amigos de cuatro patas también juegan un papel energético importante como protectores de aquellos que los cuidan. Es una especie de misión especial, ya que, de hecho, son terapeutas emocionales: si nos ven tristes, siempre están dispuestos a lamernos la cara y a recuperar nuestro buen humor. Sus movimientos simples generan ondas vibratorias que armonizan el ambiente y envían señales de amor.
La misión de los perros puede ser individual o colectiva. De hecho, muchos de ellos hacen un trabajo específico que puede envolver a todo un grupo de personas y/o familias. Por ejemplo, su vibración amorosa se está comenzando a utilizar en terapias de grupo para elevar la energía de los pacientes, especialmente niños que están pasando por momentos difíciles de salud tanto emocional como física.
El simple movimiento de la cola de un perro puede hacer sonreír a cualquier persona… Esto ayuda a aumentar su vibración, lo que resulta un factor muy importante para la recuperación o estabilidad de un paciente.
Misión energética de los perros:
A veces la misión de estos ángeles puede ser muy peculiar, sobre todo en los casos en que la conexión amorosa se hace tan fuerte, que cuando llega el fin de la vida de su dueño, sienten que su función ha terminado y se dejan morir, porque ya no tienen un sentido para ésta vida.
Nuestros amigos de cuatro patas son protectores de la energía: absorberán de nosotros y de nuestros espacios las vibraciones que no están en equilibrio; luego se purificarán con la ayuda del agua, las plantas y otros elementos naturales. Para ayudarles a limpiar estas energías, simplemente tenemos que darles mucho afecto.
Otro aspecto importante es su extrema sensibilidad, ya que están ligados a vibraciones muy altas de amor, lo que les facilita percibir y observar más de lo que podemos imaginar. Tienen una sensibilidad auditiva impresionante, sin mencionar su sentido del olfato y de la vista, lo que les permite ver otras dimensiones o niveles de conciencia que nosotros apenas percibimos.
Los perros son los maestros del amor incondicional por excelencia. Son fieles, nunca olvidan saludarnos o mover la cola cuando nos vuelven a ver. A cambio, estos ángeles de cuatro patas sólo piden una cosa: amor (y algo de buena comida y agua).
Los perros nos escogen a nosotros, y no al contrario:
Se dice que el alma de algún ser querido de vidas pasadas, puede reencarnar en una mascota con el único fin y propósito de acompañarnos en éste camino brindándonos amor.
Así como las personas con amnesia no recuerdan a aquellos que estaban en sus vidas antes del olvido, tampoco nosotros recordamos a las almas que estaban con nosotros antes de que naciéramos. Sin embargo, ellas vienen a nuestro lado de alguna manera y expresan su gran amor por nosotros, recordándonos diariamente que todos somos amor, y merecemos ser amados y dignos de amor.
Cuando elegimos tomar forma humana en el plano físico, nuestra intención primordial es aprender a dar y recibir amor. Seleccionamos la Tierra como la escuela en la que aprenderemos esta lección, porque aquí hay grandes maestros del Amor (llamamos perros, pájaros, gatos, caballos, etc).
El Amor con cualquier otro nombre sigue siendo Amor.
Los perros son maestros sanadores:
Las mascotas siempre traen sanación. De hecho, nuestros compañeros animales son maestros sanadores, en parte porque encarnan el amor en una forma totalmente inofensiva, y la clara ausencia de amenaza crea en nosotros la voluntad de recibir dicha sanación.
No hay mayor poder sanador en el Universo que el del amor incondicional.
Sin embargo, más allá del amor incondicional, las mascotas sanan transmutando energías. Incluso cuando nos sentimos débiles e insignificantes, nuestras mascotas siguen acudiendo a nosotros para que les prestemos atención y nos recuerdan que somos lo suficientemente fuertes, tanto, que somos capaces de cuidar de ellos.
Incluso cuando estamos enredados en la ira o la culpa, ellos se sientan alegremente a nuestro lado, irradiando satisfacción y paz alrededor de nosotros. Cuando sentimos vergüenza, culpabilidad o indignidad, ellos nos miran y sólo ven la perfección.
Nuestras mascotas nos ven como luz, la luz de la que literalmente estamos hechos, la luz que sabíamos que éramos antes de nacer. Cuando perdemos de vista nuestra magnificencia, ellos nos lo recuerdan.
Cada perro tiene sus características únicas.
Cuando un determinado espíritu canino ha entrado en tu vida, es importante que prestes mucha atención a sus cualidades particulares. Esto se debe a que el espíritu de tu perro viene a compartir las cualidades que posee según tus necesidades.
Tener un perro es tener el sello viviente de amistad, sociabilidad, generosidad, lealtad y comunicación con los demás. Donde hay un perro, hay un grupo de personas unidas en alta vibración. Haciéndonos conscientes de nuestros variantes estados emocionales, podemos dar fé de lo que aporta un perro en nuestro campo energético.
Se ha demostrado científicamente que al acariciar a un perro logra disminuir los niveles de la hormonas del estrés, se regula la respiración y la presión arterial se equilibra. Esto genera un aumento en la producción de la oxitocina (hormona de la felicidad) asociada a la vibración del amor tanto en el perro como en el humano. ¿Hemos olvidado acaso nuestro poder de concienciarnos de nuestros estados emocionales y de nuestro campo energético?
Nuestros guardianes caninos.
Los perros son los guardianes de nuestro mundo psíquico, siendo también guías espirituales en los viajes astrales. Ellos son tan sensibles a las percepciones más allá de lo físico, que son capaces de detectar cuando la muerte asecha el hogar. Simplemente pueden percibir con antelación algo tan inevitable y natural como lo es la muerte.
Recuerda la misión energética de tu perro, y cuando un perro te escoja como dueño, déjate llevar y no pongas resistencia. Tu espíritu sabe y lo reconoce!