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Hace dos años, cuando solo tenía seis de edad, Carter Blanchard notó algo extraño en su rostro. Una mancha.Con el paso de las semanas las manchas fueron creciendo. Pero los médicos ya habían dado su diagnóstico: tenía vitiligo. Es una enfermedad degenerativa de la piel en la cual se va perdiendo pigmentación y aparecen manchas blanquecinas por todo el cuerpo
Carter se sintió distinto a los demás chicos. Su vida ya no fue igual. Perdió confianza. No sólo eso. Su autoestima descendió hasta casi desaparecer y entró en depresión. Lo peor es que comenzó a odiar a sus manchas mientras su enfermedad iba creciendo.
Un día Carter se miró al espejo y se vio distinto...
Se lanzó a buscar una solución en Internet, esa caja de Pandora que contiene milagros y tragedias. Y se topó con lo que creyó que podía ser una gran ayuda. Una foto de Rowdy. No era otro chico. Era un perro labrador negro, de 13 años, popular en las redes sociales y que, como su hijo, había sido diagnosticado con vitiligo el mismo año que Carter.
...Un perro le demostró que no hay distintos
Lo primero que hizo la mujer fue contactar con la dueña de Rowdy, Niki Umbenhower. Le explicó el problema de Carter y le preguntó si podía llevar a su hijo para que conociera a Rowdy. La mujer aceptó con todo gusto. Stephanie no le dijo que no tenía el dinero para viajar. Pensó en pedir un préstamo para conseguirlo.
El niño volvió al colegio renovado. Con ganas, sin tristeza, sintiéndose igual y no diverso. La mamá de Carter y la dueña de Rowdy están intentando buscar un método para que el niño y el perro puedan verse con más frecuencia.
Carter recuperó la confianza, la autoestima y la sonrisa en su rostro